«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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EDITORIAL
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21 de septiembre de 2023

Odiar el español y a España

Líderes de ERC en las puertas del Congreso.

España terminó este martes el día más desunida de lo que lo comenzó. Hoy ha ahondado en la fractura y seguirá metiendo su propio dedo en la llaga que es el Estado Autonómico, sólo para que Pedro Sánchez mantenga calientes, como en una partida de cartas, a sus socios. El Congreso se convirtió en su último pleno en una escuela de idiomas, más que una Torre de Babel. Lo ocurrido en la Torre de Babel fue un milagro. Y lo sucedido en la Cámara Baja no tuvo nada de milagroso ni sobrenatural: se pareció más a Puerto Hurraco. Vecinos con odios absurdos y enconados sacando lo peor de sí mismos.

La maestra de ceremonias, Francina Armengol, tampoco contribuye ni a dignificar el asunto. Cuesta pensar que en cualquier país en el que funcione el Estado de Derecho fuese la tercera autoridad del Estado, sino que no estuviese al menos inhabilitada de forma vitalicia por el escándalo de las menores tuteladas y prostituidas mientras ella era presidenta de las Islas Baleares.

No se parecía en nada el hemiciclo a una Torre de Babel, no. También por el hecho de que la mayoría de los diputados ni siquiera habla bien el idioma que reivindica. Gabriel Rufián, de ERC, demostró en la tribuna que habla catalán incluso peor que inglés. Borja Sémper se saltó la legalidad, no sabemos muy bien para qué, más que para dejar «estupefacto» a los miembros de su partido, según dicen ellos mismos.

Resultó penoso y triste para muchos españoles presenciar lo que relató Santiago Abascal tras abandonar el pleno. Ver las lenguas de nuestros abuelos utilizadas como arma arrojadiza para separar a compatriotas en vez de unirlos, para que no se entiendan quienes tienen el derecho y el deber de entenderse siempre. Al menos deberíamos poder exigirles eso a nuestros representantes, más ocupados en hacer política de Twitter y ahora de pinganillo que en trabajar por nosotros. Porque mientras el martes escuchábamos intervenciones en lenguas autonómicas elevadas a la categoría de acontecimiento planetario y a algunos portavoces haciendo afirmaciones rimbombantes sobre el parecido de unos señores con pinganillos a la realidad social del país, la inversión extranjera seguía desplomándose (ya lo ha hecho más de un 25%), y el déficit de la Seguridad Social incrementándose.

Este jueves se ha terminado de consumar otro ataque a la unidad de España con la aprobación por ley del uso de lenguas minoritarias en el Congreso de los Diputados que acabarán traducidas, cómo no, al español, previo pago de 700.000 euros de dinero de todos. España ya es un poco más pobre, a pesar de su riqueza lingüística. Porque el Gobierno en funciones y sus socios nos han llevado a una desunión mayor que la de ayer.

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