«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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15 de septiembre de 2021

Sin noticias de Évole

La situación económica de España está reventando las costuras de los activistas políticos que desde los medios de comunicación y bajo el disfraz de un profundo compromiso social, alimentaron el disgusto de los españoles y su desconfianza en las instituciones del Estado cuando el precio de la luz rondaba los 50 euros. Hoy, cuando el precio de la electricidad alcanza los 172 euros y mañana serán 188, unos tuitean su pesar por la marcha/fuga de Messi del Barcelona y por el batacazo de ayer frente al Bayern, mientras otros de los mismos hacen negocio dirigiendo plataformas de verificación de contenido en redes sociales que bloquean a los medios disidentes del discurso oficial. Es decir, de su discurso.

Si entonces, a 50 euros, hablaban y no callaban de los 7.000 muertos que ellos calcularon que serían responsabilidad de esa pobreza energética, hoy, a 172 euros, mañana a 188, una sencilla regla de tres debería abochornarles e impedirles, por amor propio y cierto respeto fingido por lo que queda del oficio periodístico, tuitear sus sentidas condolencias por la situación deportiva y económica del Fútbol Cub Barcelona a quien aprovechamos para desear, por el bien de la marca España y de nuestra Liga, un pronto restablecimiento.

El fin no puede, ni debe, justificar los medios. La diferencia abismal entre los medios de comunicación de masas controlados, promovidos o subvencionados por la izquierda y los pocos canales de la oposición, es la coherencia a la hora de informar, analizar y criticar las políticas de los gobiernos de uno y de otro lado. La tesis de que todos los medios se comportan igual es falsa, como bien saben los pocos medios de orientación conservadora que hicieron su trabajo denunciando las malas prácticas políticas del Gobierno de Mariano Rajoy y que recibieron a cambio una durísima campaña de desgaste por parte del Partido Popular y su Vicesecretaría de Comunicación entonces en manos del hoy todavía líder del PP, Pablo Casado.

No cabe duda de que los activistas políticos de la izquierda que a través de sus productoras dominan la práctica totalidad de las parrillas de las graciosas y discrecionales concesiones administrativas regaladas por PSOE y confirmadas por el PP, no van a tener ningún problema con el Gobierno de Sánchez que tanto les debe y a quien tanto deben. Pero estaría bien que el problema empezaran a tenerlo con sus espectadores, o por lo menos con aquellos que recuerden el pasado reciente de supuesto compromiso social de sus reportajes periodísticos y que hoy se avergüenzan al ver que seguimos sin noticias de, por ejemplo, Jordi Évole.

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