«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Entrevista al director del diario venezolano El Nacional

Miguel Henrique Otero: «Zapatero es el legitimador y defensor del régimen de Maduro ante la comunidad internacional»

Miguel Henrique Otero. LA GACETA

El director del diario venezolano El Nacional denuncia en esta entrevista en LA GACETA la colaboración de la multinacional española Telefónica con el régimen chavista en el bloqueo de medios críticos y aborda el papel del expresidente Zapatero en el régimen chavista y el incierto horizonte en Venezuela.

Usted ha denunciado públicamente que Telefónica colabora con el régimen venezolano bloqueando el acceso a ElNacional.com y a otros medios de comunicación online. ¿En qué basa esta acusación? 

Es un tema gravísimo. La libertad de expresión prácticamente no existe en Venezuela. El régimen ha implementado una estrategia sistemática de censura durante más de 20 años, siguiendo lo que Chávez llamó en su «Plan de la Patria» una «hegemonía comunicacional». Esto se ha llevado a cabo por etapas: primero la radio, luego la televisión, después la prensa escrita, y finalmente Internet. Ahora, la única ventana de libertad que queda son los medios digitales. Y es allí donde entra Telefónica, que controla el 60% del mercado de internet en Venezuela y bloquea el acceso a más de 70 medios independientes, entre ellos el nuestro.

Telefónica sostiene que sólo cumple la legislación local. ¿Qué responde a eso? 

Eso es inaceptable. Una multinacional europea no puede violar los derechos humanos en los países donde opera. Así lo establece el marco legal europeo. Si Telefónica estuviera en China, no podría someterse a trabajo esclavo; en Bangladesh, no podría contratar niños. Del mismo modo, en Venezuela no puede justificar que bloquea medios independientes porque «cumple órdenes». Está violando un derecho fundamental: la libertad de expresión.

¿Existen pruebas de colaboración directa entre Telefónica y el régimen? 

Sí. En su propio informe de transparencia de hace dos años, Telefónica reconoció haber pinchado más de un millón de líneas telefónicas siguiendo órdenes del régimen. Accedían a llamadas y entregaban información sobre opositores. Eso no es neutralidad operativa, es complicidad.

En el caso de El Nacional, además del bloqueo digital, han sufrido otros tipos de ataques. ¿Puede explicarlo? 

Hemos sufrido persecución administrativa, fiscal, y finalmente judicial. Todo comenzó cuando publicamos una nota que recogía una investigación del diario ABC sobre Diosdado Cabello, entonces presidente de la Asamblea Nacional, por presuntos vínculos con el narcotráfico. Aunque la información era cierta, se confirmó con una orden de captura de la DEA meses después, Cabello nos demandó por difamación. Perdimos el juicio civil, y aunque la inflación venezolana era del 2.000.000%, el Tribunal Supremo decidió que teníamos que pagar 13 millones de dólares… en petros, una criptomoneda sin valor. Con esa excusa, el Ejército tomó por la fuerza nuestras instalaciones.

¿Está llevando el caso a los tribunales? 

Sí. Ya hemos presentado una demanda contra Telefónica en Madrid por violación del marco legal europeo. También estamos evaluando presentar una demanda en Estados Unidos por daños y perjuicios, ya que El Nacional tiene servidores en Texas y oficina en Miami, y nuestro dominio es .com. Además, Telefónica cotiza en la bolsa de Nueva York y, por tanto, está sujeta a las regulaciones norteamericanas.

Recientemente se han publicado acusaciones contra el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero por presuntos pagos recibidos desde PDVSA. ¿Qué sabe al respecto? 

Hay una denuncia presentada por el empresario Víctor de Aldama y su contenido merece atención. Muchas de las cosas que ha dicho con anterioridad fueron recibidas con escepticismo y tiempo después se confirmaron como ciertas. En este caso, se habla de pagos directos de la empresa petrolera estatal venezolana al expresidente Zapatero. Aunque la denuncia aún no ha derivado en una investigación judicial formal, el simple hecho de que existan estas acusaciones ya plantea interrogantes graves sobre los vínculos del expresidente con el régimen chavista.

¿Cuál ha sido el papel de Zapatero en el engranaje del poder bolivariano? 

Zapatero no es un actor marginal. Forma parte del Grupo de Puebla, uno de los brazos políticos del Foro de Sao Paulo, donde convergen partidos de izquierda radical, gobiernos autoritarios y hasta organizaciones vinculadas al narcoterrorismo. En ese entorno, Zapatero destaca por su presencia constante en Venezuela y su cercanía con figuras clave del régimen, como Jorge Rodríguez. No va de visita turística, va a hacer política. Su papel ha sido el de intermediario, legitimador y defensor de Maduro ante la comunidad internacional. Incluso ha intervenido en casos de presos políticos, lo cual sólo se explica si mantiene una relación privilegiada con la cúpula chavista.

¿Cuál es su influencia real en Europa respecto al tema venezolano? 

Es inmensa. Lo más preocupante es que muchos países de la Unión Europea, incluso aquellos con gobiernos conservadores, han delegado históricamente en España la interlocución sobre Venezuela. Y esa interlocución, en la práctica, ha estado condicionada por Zapatero. A través de su influencia en el PSOE y su cercanía al Gobierno de Pedro Sánchez, ha contribuido a una política exterior cómplice con el régimen de Maduro. La postura española ha actuado como freno a posiciones más firmes dentro de la UE, lo cual ha tenido consecuencias directas en la capacidad de presión internacional sobre Venezuela.

¿Zapatero es entonces el interlocutor del régimen en Europa? 

Quizás no de toda Europa, pero sí del Gobierno español. Tiene un peso considerable en las campañas del PSOE, y su voz tiene eco en la política exterior del Ejecutivo. Su rol ha sido decisivo para suavizar la imagen del chavismo en ciertos sectores del poder europeo. Es un operador político que trabaja por y para el sostenimiento del régimen, disfrazando su intervención de mediación o diálogo. Pero los resultados están a la vista: más tiempo para Maduro, más represión, más impunidad.

¿Hay indicios de que su relación con el chavismo haya sido también de tipo económico? 

Eso es lo que sugieren algunas denuncias, y aunque aún no hay pruebas concluyentes, el patrón es claro. En Venezuela todo gira en torno al dinero del Estado y a su uso para comprar voluntades. En el caso de Odebrecht, por ejemplo, hay información confirmada de sobornos en casi todos los países de la región excepto en Venezuela, donde todo sigue siendo secreto. Las grandes obras públicas, los contratos inconclusos, el dinero desaparecido: sin rendición de cuentas. No se trata de acusar sin pruebas, pero sí de señalar que en un país donde el aparato estatal es opaco, corrupto y represivo, resulta ingenuo pensar que figuras como Zapatero no sabían con quién estaban tratando. Zapatero no es un ingenuo: es un operador político con responsabilidades.

¿Ve posible una transición democrática en Venezuela a corto plazo? 

La figura de María Corina Machado ha sido fundamental. Su liderazgo firme frente al régimen y frente a opositores colaboracionistas le permitió ganar las primarias con el 90% de los votos. Aunque fue inhabilitada, logró transferir su apoyo a Edmundo González, quien también cuenta con amplio respaldo. En unas elecciones verdaderamente libres, la oposición ganaría por un margen de 70–30, o incluso mayor si se permitiera votar a los cinco millones de venezolanos en el exterior.

¿Por qué entonces no cae el régimen? 

Porque el chavismo no respeta la vía democrática. El Consejo Nacional Electoral nunca ha publicado los resultados detallados de las elecciones. Hoy la vía electoral está cerrada. Para que haya un cambio real, hará falta una movilización masiva de la ciudadanía, de los militares y de actores internacionales. El régimen se mantiene por dos pilares: el alto mando militar y el terror. Han detenido a más de 20.000 personas por motivos políticos, muchas de ellas torturadas. Pero el miedo no dura para siempre.

¿Está el régimen de Maduro completamente asentado hoy? 

No, está muy debilitado. Tiene al 80, al 90% de la población y de los militares en contra, está aislado internacionalmente, ha perdido aliados estratégicos, y enfrenta una crisis económica aguda. Hay divisiones internas entre figuras clave como Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez. Todo esto apunta a una inestabilidad profunda. La caída del régimen no será espontánea, pero tampoco es imposible. Está en un punto frágil, falta una chispa, una protesta masiva, una fractura interna más grave, presión internacional, etc.

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