Los agentes españoles destinados a proteger la frontera en Ceuta han denunciado que Marruecos chantajea a España con los fondos europeos a la hora de «cerrar el grifo» con la inmigración y exigir a sus agentes que cumplan con la legalidad establecida. Según cuenta el diario Estrella Digital, miembros del cuerpo que han preferido mantenerse en el anonimato afirman que entrar en Ceuta a través del espigón es una tarea relativamente fácil. «Ese espigón no sirve de nada», aseguran, subrayando la vulnerabilidad del lugar.
No solo cruzan caminando, sino que muchos inmigrantes optan por hacerlo nadando. «Es un método conocido y ellos saben que, cuando lo intentan, pueden lograrlo», explican los agentes. En los últimos días, ha habido un incremento notable de estos «nadadores» que parten desde las playas marroquíes, equipados con flotadores y nadando durante largas horas hasta llegar al espigón de Ceuta.
Este fin de semana, cientos de personas intentaron cruzar de nuevo, pero según el Ministerio del Interior, ninguna lo logró. En esta ocasión, la clave fue la colaboración de las fuerzas de seguridad marroquíes, algo que, según los agentes consultados, no siempre ocurre. «Marruecos actúa cuando le conviene», afirman tajantemente, señalando que el país vecino utiliza el control de la migración como una herramienta de presión política.
El control de los flujos migratorios a través de El Tarajal, aseguran los agentes, está en manos de Marruecos. «El país alauita chantajea a España con los fondos europeos», comentan, explicando que cuando esos fondos son recibidos, las fuerzas marroquíes colaboran y frenan los intentos de cruce. En caso contrario, cesan su cooperación. Según las mismas fuentes, la policía marroquí dispone de mejor equipamiento que sus homólogos españoles gracias a estas ayudas financieras.
Mientras tanto, los guardias civiles son quienes están en la primera línea de defensa frente a estos intentos de entrada ilegal. Los agentes de la Policía Nacional se encargan del control de pasaportes y la identificación, pero cuando se trata de contener a los inmigrantes, son los guardias civiles quienes soportan la peor parte. «Nos enfrentamos a agresiones constantes, incluso con cal viva», relatan los agentes, destacando la falta de un protocolo claro para manejar estas situaciones.
A pesar de estar equipados con material antidisturbios, los agentes españoles no pueden hacer uso de él en muchas ocasiones. Todo depende de las fuerzas de seguridad marroquíes, que son las que realmente pueden frenar los intentos masivos de cruce desde el lado marroquí pero se dedican a cumplir órdenes. La frustración entre los agentes es palpable: «Estamos vendidos», concluyen, convencidos de que el chantaje por parte de Marruecos es constante y de que su propia labor está limitada por la falta de medios y apoyo.