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González niega irregularidades y Aguirre se apunta al 'y el PSOE más'

Ignacio Gonzalez y Esperanza Aguirre en la comision de las cuentas del PP en el Congreso | EFE

Ignacio González y Esperanza Aguirre comparecen en la comisión sobre las cuentas del PP en el Congreso y ofrecen -ellos y sobre todo sus interrogadores- el espectáculo esperado.


El expresidente madrileño Ignacio González ha negado cualquier tipo de «presión» o «intervención» de la dirección del PP ni de su extesorero Álvaro Lapuerta para que se otorgaran adjudicaciones de la Comunidad de Madrid, aunque sí ha reconocido que éste último se interesaba por estos asuntos.
En su declaración ante la comisión de investigación del Congreso por la supuesta financiación irregular del PP, González, imputado en el caso Lezo, ha comenzado diciendo que no ha «participado nunca en una organización criminal» ni ha «dirigido absolutamente nada».
«No he hecho ninguna práctica con el ánimo de perjudicar al Canal de Isabel II ni a la Comunidad de Madrid», ha añadido el expresidente regional, que fue detenido por el caso Lezo en abril de 2017 y permaneció en prisión hasta el 8 de noviembre, cuando pagó la fianza de 400.000 euros que el juez impuso el día anterior.
González ha asegurado que «nadie ha podido acreditar que haya recibido dinero», que tenga sociedades en el extranjero ni «nada» de lo que se le está acusando desde hace tres años.
Respecto a Lapuerta, ha indicado que le sorprendió su «interés», que se producía «permanentemente o con una cierta asiduidad», por conocer asuntos que eran de gestión ordinaria de la Comunidad, como «contrataciones» o «desarrollos urbanísticos», pero ha puntualizado que no ejerció presiones más allá de ese interés.
También se ha referido a la conversación pinchada en el caso Lezo con el exministro Eduardo Zaplana en la que hablaron de un supuesto chantaje a Mariano Rajoy con una grabación en la que el expresidente de la constructora Degremont Rafael Palencia reconocía el pago de comisiones al PP.
Ante el Congreso, González ha reiterado que esa charla era una «conversación de café» en la que simplemente trataban un asunto que conocieron por terceras personas. 

Después de Granados

El pasado febrero, el exconsejero Francisco Granados relató en la Audiencia Nacional que había una campaña electoral «paralela» para financiar gastos de Aguirre que dirigía Ignacio González junto con la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes.
Al respecto, González ha dicho que él «nunca» ha participado en temas de financiación del partido y que, en todo caso, en el PP no había «ninguna estructura de financiación distinta de la que establece la ley».
El expresidente regional ha afirmado en todo caso que cuando en 2007 dirigió en Madrid la campaña a las elecciones autonómicas no llevó nada relacionado con la financiación, sino que se encargaba del «impulso político».
El único momento de tensión se ha producido en la intervención del diputado de ERC Gabriel Rufián, a quien el presidente de la comisión, Pedro Quevedo, le ha llamado la atención por plantear preguntas provocadoras que no tenían que ver con el objeto de la comisión y que no han conseguido irritar a González.

Rufián a Ignacio González: '¿Ha visto usted El Padrino?'


Rufián ha llegado a preguntarle si se considera un preso político, si sabe qué es la UDEF o qué opina de la detención de un miembro de los Comités de Defensa de la República (CDR).
«Mire señor Rufián, yo he tenido la delicadeza de responderle a una serie de preguntas que nada tienen que ver con el objeto de esta comisión, y no voy a entrar en valoraciones políticas», le ha dicho finalmente después de que el diputado le haya recordado que «no se apellida Borbón».
«Su tarea es buscar un lío monumental y salir en primera página», ha increpado Quevedo a Rufián al término de su comparecencia.

La comparecencia de Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre comienza su comparecencia con dardos preparados para todos. Al portavoz socialista Artemi Rallo, que le pide “decencia y dignidad” en sus respuestas, Aguirre le dedica un rotundo: “Si decencia y dignidad es darle la razón a usted, ya le digo que no. Yo voy a decir la verdad”.
Primer golpe. Habrá más. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, que comienza su exposición recordando que dimitió por no haber sido capaz de vigilar lo que ocurría en su partido, lamenta que el partido socialista emplee con tanta frecuencia la palabra “trama” – “no sé cómo llamarán entonces a lo que está pasando en el Partido Socialista de Valencia”- y señala que serán los tribunales los que determinen si la financiación del PP fue o no ilegal. “Por ahora es presuntamente ilegal”.
“Como presidenta era responsable de todo lo que ocurría en el PP de Madrid y de sus finanzas. No monté ningún sistema de financiación, mantuve la que estaba cuando yo llegué. Que yo sepa no ha habido ninguna financiación ilegal en el PP de Madrid, hasta donde yo sé. Me encontré con un sistema…”, explicaba Aguirre cuando Rallo le preguntó que de dónde había sacado su experiencia como cazatalentos. “Desgraciadamente no lo soy. Trabajé en una empresa de cazatalentos pero no para seleccionar al personal. He nombrado a 550 altos cargos a lo largo de mi trayectoria política y ha habido… ranas… sí”.
Justo antes de finalizar el turno del PSOE, el representante socialista ofrece a Aguirre el minuto de oro del día.
“No puedo terminar sin una pregunta que entiendo es obligatorio hacerle…”, comienza a decir. “¿Tiene que dimitir Cristina Cifuentes?”, se adelanta Aguirre, anulando el efecto sorpresa de los socialistas, para responderse a sí misma: “Esa cuestión no tiene que ver con el objeto de la comisión”. Fin del espectáculo.

Las preguntas de Garzón


El líder de IU Alberto Garzón, en representación de Unidos Podemos, le ha inquirido por la reunión de 2004 con Mariano Rajoy en la que se habló de adjudicaciones en dos municipios madrileños, Arganda del Rey y Majadahonda, que luego se investigaron en el caso Gürtel.
Aguirre ha recordado a Garzón que ya la describió en su libro, le ha instado a leerlo y le ha relatado que se lo regaló a «su líder, Pablo», en referencia al de Podemos, Pablo Iglesias.
«Como es comunista le quería haber regalado el de Paracuellos, pero no he tenido tiempo», le ha dicho luego a Garzón, ante lo que el presidente de la comisión, Pedro Quevedo, ha intervenido y ha instado a que continuar el debate «antes de que explote algo».
Sobre la supuesta caja b del PP, Aguirre ha dicho que ella cree que «el dinero se lo llevaban al bolsillo unos cuantos señores» pero no acabó en el partido.
También le han preguntado por el supuesto pago de actos del PP con el 1 por ciento que los licitadores de obras de la Comunidad de Madrid tenían que abonar para publicidad y Aguirre ha dicho que efectivamente ese dinero se usaba en las inauguraciones, con «paellas» y «conciertos», pero no se lo llevó nadie del partido.
«Si alguien se ha llevado un euro, que lo devuelva; si alguien ha hecho algo incorrecto, que lo devuelva», ha opinado al respecto.
Sobre el hecho de que dos de sus colaboradores, Ignacio González y Francisco Granados, hayan estado en la cárcel por corrupción, Aguirre ha querido dejar claro que fue en prisión provisional y que son «dos de los 550» colaboradores que tenía.
«Ni hasta la fecha, ni hasta ninguna fecha», ha respondido Aguirre a la afirmación de que no está imputada hasta ahora en ningún proceso judicial, y ha dicho que se siente respaldada por el PP.
«Tengo muchos amigos que han venido a verme al despacho, del señor (diputado) que me lo ha prestado», ha dicho para mostrar el apoyo de «mogollón de diputados» que ha tenido hoy en el Congreso.

Rufián, de vergüenza ajena

Ya en el turno de preguntas del representante de ERC, Gabriel Rufián, el espectáculo del Congreso ha llegado a su cenit. Acusado por el presidente de la Comisión, Pedro Quevedo, de buscar una primera página que no había conseguido en la primera intervención, Gabriel Rufián ha protagonizado una bochornosa actuación. De poco han servido las preguntas del de ERC -tampoco las respuestas de Esperanza Aguirre- para aclarar si hubo o no financiación ilegal en el Partido Popular. Rufián ha preferido dedicar los 20 minutos correspondientes a los chascarrillos, los insultos y las insinuaciones.
(Seguirá ampliación)

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