Mira que me he puesto pesado con la Narrativa.
Mira que he insistido, me he repetido como las sardinas, me he convertido en el Tonto de la Narrativa, el Abuelo Cebolleta volviendo a contar la misma batallita una y otra vez.
Pero imagino que todo lo de este fin de semana lisérgico habrá abierto muchos ojos.
Recapitulemos, primero, lo esencial de la teoría: si quieres controlar la realidad, controla antes cómo la ve la gente. Construye un relato coherente, decide quiénes son los buenos y quiénes los malos, crea asociaciones mentales reflejas, respuestas emocionales.
El Cuarto Poder no es un poder, sino la herramienta esencial del Poder. Los grandes medios no son un negocio, sino el Departamento de Marketing de un negocio, del Gran Negocio.
Anoche salió en la tele, al fin, el que se supone que está a cargo de la tienda, y fue patético. Contó una historia increíble, contradicha por nuestros ojos y nuestros oídos durante las largas horas de atención obsesiva. Horas antes se había dirigido a la nación su adlátere, imaginamos que su jefe aún no había terminado de leer el Marca, y había dicho cosas tan estupefacientes como que se felicitaba de que «hoy no haya habido referéndum ni apariencia de referéndum». Mientras, en pantalla partida, al otro lado se veía una cola de catalanes votando tranquilamente.
Los dos hablaron de lo gravísimo que había sido el desafío y de los únicos ‘culpables’. «Los únicos culpables son los que han violado la ley», palabras literales de don Mariano. Me quedé con la palabra, porque lo de cajón si la máxima autoridad de un país habla de ‘culpables’ de ‘hechos gravísimos’ es que enseguida añada que han sido detenidos o, en el peor de los casos, depuestos. Y no, ni una leve insinuación.
No se ha podido hacer peor, imposible. Pero esta sección no va de eso.
Va de lo que nos venden los medios, y ayer añadía a tanta desolación anímica y tanta triste constatación de lo obvio, el amargo placer, el placer culpable de ver a quienes no han querido creer que exista una Narrativa en los medios, de quienes citaban la prensa extranjera con la sincera unción con que un cura cita los Evangelios, y ahora se sienten en el otro extremo de la manipulación.
¿A que molesta? Fuera del bloque ‘indepe’ y esos chicos que solo quieren ver el mundo arder de Podemos & Cia, mis comentaristas contemplan estupefactos cómo la opinión internacional les ha convertido en apoligistas de los ‘malos’.
Rajoy habló de que la comunidad internacional respaldaba su actuación, efectos secundarios de no leer otra prensa que la deportiva o de un rostro de amianto. Elijan ustedes: The New York Times, La Stampa, Reforma, Al Jazeera, BBC, The Guardian, Le Monde, Die Welt, Financial Times, Clarín, El Universal… En todos quedamos como la chata de Pumarín.
Para CNN somos, directamente, «la vergüenza de Europa». ¿Siguen creyendo que decir que es la reina de las ‘fake news’ es solo paranoia de los trumpistas? Oh, tantos, tantos que en redes sociales me respondían ufanos con titulares de los grandes periódicos internacionales en apoyo de sus tesis leían estupefactos cómo estos les presentaban como colaboradores del régimen fascista de Madrid. Como comentaba un tuitero, a Rajoy se le está poniendo cara de Milosevic.
Y así, niños y niñas, por cierto, es como han caldeado el ambiente previamente antes de todas las guerras que les ha interesado apoyar.
Algunos mienten y falsean y cuentan lo que no ha sucedido. Pero no hace ninguna falta. Hay millones de cámaras, una por móvil, miles de historias, anécdotas sin cuento para ese ‘periodismo de toque humano’ que tanto se lleva. Y cada cual elige cuidadosamente la suya y arroja al pozo del olvido las que hacen más compleja la historia.
Y, ahora, venga, sigan creyendo a pies juntillas lo que les cuenten sobre, no sé, Trump o los Rohingya o la guerra en Siria o los refugiados.
La brecha es visible también en la prensa española, que las subvenciones de la Generalitat no son a fondo perdido, no del todo.
El País hace equilibrismo en su primera. Tras tantos años de vendernos que The New York Time, Le Monde o La Repubblica eran fieles espejos de la realidad, no podía contradecirles abiertamente; por otra parte, no podía perder de golpe a todos sus maduritos lectores dando la versión extranjera. Así que abren con una choque entre policías y manifestantes y dan una de arena el titular de apertura -‘El Gobierno impide por la fuerza el referéndum ilegal’- y otra de cal en el antetítulo: ‘Grave crisis institucional por la desobediencia de la Generalitat’.
También sacan a primera su editorial de sí pero no, sino todo lo contrario: ‘Frente a la insurrección la ley, pero no solo la ley’.
En un ABC apoplético, policías nacionales y mozos discuten más que acaloradamente. Titular: ‘Un referéndum fracasado que deja España dañada’. Lo que es un modo algo curioso de ver las cosas, sin mentir en absoluto. Sí, el referéndum, como tal, fracasó; y, claro, España queda dañada. Pero el verdadero objetivo de la consulta fue un rotundo éxito, y España no solo queda dañada por esos votos de chiste, sino por la conducta irresponsable hasta el extremo del Gobierno, antes y durante.
‘Puigdemont proclamará la independencia «en días», alarma la primera de El Mundo, que parece partir peras con el grueso de sus colegas internacionales, tan reverentemente citados en todo lo demás, con un editorial ígneo titulado: ‘Ni un minuto que perder frente al independentismo’.
Segunda noticia, ‘Los Mossos traicionan al Estado’.
De La Razón, ¿qué decir? Podría haberles dictado Soraya el ridículo titular por teléfono, no pondríamos la mano en el fuego que no haya sido así: ‘Firmeza frente al golpe’. Bueno, si quiere verlo así… Para los de fuera ha sido represión y brutalidad; para mí, estupidez, precipitación y la consecuencia aterrada de una larga cobardía.
Y luego están, ya digo, los paniaguados de la Generalitat, ese ‘Insurrección’ de El Periódico y ese ‘El Gobierno reprime el 1-O’ del Pravda catalán, La Vanguardia.
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