En los últimos años, Navarra ha registrado un incremento sin precedentes en el número de personas atendidas por disforia de género, especialmente entre los menores de edad. La cifra de nuevos casos ha experimentado un crecimiento exponencial, con una marcada diferencia según el sexo.
Así lo demuestran los datos referentes al periodo comprendido entre 2011 y 2023 analizados por el colectivo feminista Garenak RadFem que sobre todo destaca una evolución preocupante en la media de edad de las personas atendidas por disforia de género. En 2011, la edad promedio era de 37 años; sin embargo, en 2023, esta cifra se redujo a los 20 años. Esto supone un descenso de 17 años en apenas una década, lo que demuestra que cada vez más jóvenes están siendo derivados a unidades especializadas para recibir tratamientos médicos.
Del total de personas atendidas entre 2011 y 2023, casi la mitad (42,4%) eran menores de edad y más de dos tercios (69,5 %) eran menores de 25 años. Además, mientras que en los primeros años de 2011 a 2015, el número de menores atendidos era bajo —de hecho, en 2011 no se atendieron a menores—, en 2023 los menores de 25 años representaron casi un 64,4 % de las personas atendidas.
Uno de los aspectos que más inquieta es la creciente feminización de la disforia de género entre los menores. Mientras que en el periodo comprendido entre 2011 y 2015 el número de niños y adolescentes atendidos se mantenía bajo, a partir de 2016 se ha observado un aumento desproporcionado de niñas que acuden a estos servicios. La organización alerta de que esta tendencia coincide con lo que ya se ha detectado en otros países, donde el aumento de casos entre menores ha despertado serias dudas sobre la influencia de factores sociales y el impacto de las redes sociales en la percepción de la «identidad de género».
La mayoría de los casos de menores de edad son niñas (58,5 %) mientras que, entre los mayores de edad, los hombres suponen el 52% y llegan al 62% entre los mayores de 36 a 45 años y el 100% para mayores de 56 años. Y llama la atención el incremento de nuevas personas atendidas por sexo ya que es muy dispar. Del año 2012 al 2021, el incremento es del 3.600% en mujeres y del 271% en hombres.
Ante esta situación, Garenak RadFem ha elevado una solicitud al Departamento de Salud y al Gobierno de Navarra para que se suspendan los tratamientos con bloqueadores de la pubertad en menores de edad. La organización advierte de que estos tratamientos, lejos de ser inofensivos, pueden tener consecuencias irreversibles para la salud de los niños, afectando a su desarrollo óseo, cognitivo y reproductivo. Además, cuestionan la rapidez con la que algunos servicios médicos están derivando a los menores a tratamientos hormonales sin un análisis exhaustivo de su situación psicológica y sin alternativas terapéuticas que no impliquen modificaciones corporales irreversibles.
La organización también hace referencia al Informe Cass, un documento elaborado en Reino Unido que ha llevado al cierre de la clínica Tavistock, especializada en tratamientos de «reasignación de género» en menores. Este informe concluyó que la evidencia científica sobre la seguridad y efectividad de los bloqueadores de la pubertad es insuficiente y que la medicalización apresurada de los menores con disforia de género supone un riesgo inaceptable.
El Gobierno de Navarra, por el momento, no se ha pronunciado sobre la petición de Garenak RadFem, aunque la presión social y los precedentes internacionales pueden empujar a las autoridades a revisar sus protocolos en los próximos meses.