Josep Borrell Figuera ha explotado: a los aragoneses residentes en la llamada «Franja» quizá «les pase factura» haber reclamado las piezas de Sijena. A partir de ahora Cataluña «repensará» si sigue ofreciendo Sanidad a los vecinos. Pero no es la única declaración altisonante…
Josep Borrell Figuera, director de los Servicios Territoriales del Departamento de Cultura de la Generalitat en Lérida, ha amenazado veladamente a los aragoneses que viven en poblaciones limítrofes a Cataluña con negarles la sanidad.
El alto cargo de la Generalitat ha ofrecido esta mañana unas declaraciones a los medios de comunicación en la puerta del Museo de Lérida en las que advertía que el traslado de las 44 obras a la localidad oscense de Sijena podría tener consecuencias:
“Puede ser que a la gente de Aragón les pase factura, porque hay servicios que presta Catalunya a los aragoneses de forma desinteresada y generosa y que se paga, como el servicio sanitario, pero podría ser que nos lo repensáramos“.
Es urgente, como planteamos en @vox_es, la recuperación de las competencias de Sanidad por el gobierno central. La Generalidad amenaza con quitar servicios sanitarios a Aragón por Sijena. https://t.co/4RAptgP0Li vía @libertaddigital
— Pablo Sáez (@PabloSez) 11 de diciembre de 2017
«Es difícil ser un español civilizado»
La web Dolça Catalunya informa, además, de algunos datos sobre Borrell que han pasado desapercibido para el resto de medios de comunicación. El hoy director de Servicios Territoriales del Departamento de Cultura de la Generalitat en Lérida fue en el pasado seminarista -«no aprendió nada del Evangelio»-, profesor de secundaria (1978-86) e inspector de Educación desde 1987 -«gran ejemplo de generosidad y humanidad para los chavales»- y presidente de Òmnium en la comarca de El Segrià (1986-94).
Dolça Catalunya recupera un texto de hace un mes de Josep Borrell Figuera en el diario ‘Segre’ en el que denuncia que «los unionistas» «Estarían dispuestos, si pudieran, a arrancar las viñas, cortar los suministros energéticos, labrar las carreteras y levantar las vías del tren o desviar el mar y embarrar los ríos, para que quedáramos aislados, engañados, y enfermáramos hasta suplicar clemencia«.
A los pocos días, en el mismo periódico, escribía: «Es difícil ser un español civilizado en España. Quiero decir ser una persona sociable, respetuosa con la diversidad y la pluralidad, con los derechos humanos, capaz de empatizar con unos y otros”.
El sitio web de «los catalanes libres de nacionalismo» concluye con una pregunta dirigida a la vicepresidenta del Gobierno: «¿Soraya, hija, no mandas tú ahora en la Generalitat? ¿Todavía trabaja allí este señor?«.
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Recibidas entre vítores las piezas históricas a su llegada a Sijena