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Casanova, el absolutista patriota español al que adoran los separatistas

Su bando llamando a la defensa de la Ciudad Condal es una verdadera demostración de patriotismo español y un llamamiento al honor.

Uno de los actos principales de la celebración de la Diada es la ofrenda floral a Rafael Casanova, un personaje histórico al que los separatistas catalanes consideran un héroe y martir de la lucha contra la imposición castellana. Un absurdo más en la manipulación de la historia.

Casanova lideró la defensa de Barcelona frente a las tropas que apoyaban al bando borbónico en la Guerra de Sucesión. Él era un firme defensor del absolutismo de la casa de Austria y consideraba una traición a España contaminar la monarquía con “esos liberales franceses”. La tradición española necesitaba, según Casanova, que fuera una monarquía absolutista la que se hiciera cargo de la corona.

La guerra no fue un enfrentamiento entre catalanes y el resto de España, fue una guerra de sucesión entre los partidarios de la monarquía francesa de los Borbones y los autoritarios Absburgo. Y Casanova tomó partido desde la muerte de Carlos II sin descendencia a favor de esta segunda opción.

Durante los meses que duró el sitio de Barcelona, que acaba con la derrota de los absolutistas el 11 de septiembre de 1714, Casanova fue el Conseller en Cap y máxima autoridad militar de la ciudad.

Su bando llamando a la defensa de la Ciudad Condal es una verdadera demostración de patriotismo español y un llamamiento al honor.

“Se hace saber a todos generalmente, de parte de los tres Excelentísimos Comunes, considerando el parecer de los Señores de la Junta de Gobierno, personas asociadas, nobles, ciudadanos y oficiales de guerra, que separadamente están impidiendo que los enemigos se internen en la ciudad; atendiendo que la deplorable infelicidad de esta ciudad, en la que hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España, está expuesta al último extremo de someterse a una entera esclavitud. Notifican, amonestan y exhortan, representando así a los padres de la Patria que se afligen de la desgracia irreparable que amenaza el favor e injusto encono de las armas franco-españolas, haciendo seria reflexión del estado en que los enemigos del Rey N.S., de nuestra libertad y Patria, están apostados ocupando todas las brechas, cortaduras, baluartes del Portal Nou, Sta. Clara, Llevant y Sta. Eulalia.

Se hace saber, que si luego, inmediatamente de oído el presente pregón, todos los naturales, habitantes y demás gentes hábiles para el ejercicio de las armas no se presentan en las plazas de Junqueras, Born y Plaza de Palacio, a fin de que unidos con todos los Señores que representan los Comunes, se pueda rechazar los enemigos, haciendo el último esfuerzo, esperando que Dios misericordioso, mejorará la suerte.

Se hace también saber, que siendo la esclavitud cierta y forzosa, en obligación de sus cargos, explican, declaran y protestan los presentes, y dan testimonio a las generaciones venideras, de que han ejecutado las últimas exhortaciones y esfuerzos, quejándose de todos los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida Patria, y extermine todos los honores y privilegios, quedando esclavos con los demás españoles engañados y todos en esclavitud del dominio francés; pero así y todo se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España”.

Y finalmente dicen y hacen saber «que si después de una hora de publicado el pregón, no comparezca gente suficiente para ejecutar la ideada empresa, es forzoso, preciso y necesario llamar y pedir capitulación a los enemigos, antes de llegar la noche, para no exponer a la más lamentable ruina de la Ciudad, para no exponerla a un saqueo general que profane los Santos Templos, y al sacrificio de niños, mujeres y a los religiosos. Y para que a todos sea generalmente notorio, que con voz alta, clara e inteligible sea publicado por todas las calles de la presente ciudad.

Dado en la casa de la Excelentísima Ciudad, residiendo en el Portal de S. Antonio, presentes los mencionados Excelentísimos Señores y personas asociadas, a 11 de Septiembre, a las 3 de la tarde, de 1714».

 

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