Las Islas Canarias enfrentan una crisis descontrolada. La inmigración ilegal ha convertido al archipiélago en la principal puerta de entrada a Europa.
Según la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, casi 160.000 inmigrantes ilegales han llegado a Canarias desde el año 2020. Es más que la población de Logroño o de Badajoz (datos de 2024). En 2020, fueron 23.023. En 2021, 22.316. En 2022, bajó a 15.682, pero en 2023 se disparó a 39.910, un 154% más que el año anterior. En 2024, un récord de 46.843, un 17,4% más. Y en 2025, ya van 11.300. De 2020 a 2024, las llegadas han aumentado un alarmante 103,5%.
El perfil migratorio ha cambiado drásticamente. Entre 2020 y 2023 predominaban los senegaleses. Ahora, la mayoría son malienses, desde una de las zonas más inestables del Sahel, donde células yihadistas pugnan por el control. Esto eleva los riesgos de seguridad en nuestras costas.
Marruecos juega un papel clave. Sus autoridades hacen la vista gorda ante las embarcaciones que parten desde Tan-Tan, Tarfaya y el litoral saharaui hasta Cabo Blanco. En 2025, la mayoría de los cayucos que llegan a Canarias zarpan desde estas zonas bajo su control.
Canarias está al límite. Casi 160.000 inmigrantes ilegales en cinco años, un aumento del 103,5% desde 2020 a 2024, y un perfil migratorio cada vez más preocupante. La inacción de Marruecos y la falta de control en la ruta atlántica agravan esta crisis. ¿Cuánto más podrán soportar las islas?