«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El pasado viernes se produjo un robo a una mujer y otro a varios jóvenes

Más de 300 personas se concentran ante un local ocupado por magrebíes en Pasajes (Guipúzcoa) por el aumento de los robos con violencia

Movilización contra los inmigrantes ilegales en Pasajes (Guipúzcoa) - X

Más de 300 personas se han concentrado ante un local privado en Pasajes (Guipúzcoa) que lleva presuntamente ocupado varias semanas por inmigrantes magrebíes. Semanas antes, siete personas habían sido detenidas por participar en una riña tumultuaria en el municipio. El incidente se produjo sobre las cinco de la tarde en la calle Araneder, desde donde varios testigos alertaron por teléfono a la Guardia Municipal de una pelea entre dos grupos de jóvenes que estaba teniendo lugar en la mencionada vía.

Recursos de la Ertzaintza y de la Policía Local de Pasaia se trasladaron al lugar, donde localizaron a los jóvenes agrediéndose entre ellos empleando cazuelas, pintura, palos y algún arma blanca. De hecho, según indica el Departamento de Seguridad, dos de los agresores tuvieron que ser trasladados a un centro hospitalario para realizar una valoración de las heridas que presentaban.

«Pasamos miedo», aseguraron al Diario Vasco testigos que no ocultaron su enfado. Algunos trintxerpetarras proponían este miércoles salir a la calle para denunciar públicamente la «inseguridad» que aseguran sentir. «Tenemos que echar a esta gente de nuestro pueblo antes de que ocurra algo mucho peor. Esta vez se han pegado entre ellos, pero la próxima pueden atacarnos a los demás», señalaron.

Días después, difundieron a través de las redes sociales un comunicado animando a los vecinos a movilizarse el domingo: «Estamos ya hasta las narices de toda esta basura y está mierda«. Según testigos y residentes, el pasado viernes por la tarde se produjo un robo a una mujer, que derivó en la intervención policial. Horas más tarde, un nuevo episodio de inseguridad volvió a generar alarma, cuando varios jóvenes denunciaron el robo de mochilas, teléfonos, carteras y ropa en los vestuarios del campo de fútbol local.

El mensaje subrayó la frustración de la comunidad ante la respuesta policial, a quienes se les reprocha no poder hacer nada para detener estos incidentes. Los vecinos hicieron un llamado a la unidad, sin distinción de clase social, religión o nacionalidad, y recalcaron la urgencia de actuar frente a la creciente inseguridad que, según indican, no se había visto en la zona desde los años 70 y 80.

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