En el turbulento mundo de la política, a veces hay que ceder en principios y orgullo, y esto es lo que ha estado haciendo ERC en las últimas semanas. El descalabro electoral del 12 de mayo en Cataluña ha desmoronado sus planes de regeneración a corto y medio plazo en el separatismo, que no ve con buenos ojos la investidura de Illa.
Según ha adelantado el diario La Vanguardia, el pasado domingo se llevó a cabo una reunión en Waterloo, presidida por Carles Puigdemont, que congregó a sectores independentistas de Junts, ERC y la CUP, junto a entidades como la Asamblea Nacional Catalana, la Asociación de Municipios por la Independencia y Òmnium Cultural. Este cónclave secesionista, en pleno proceso de negociaciones entre republicanos y socialistas para la investidura de Salvador Illa, buscaba forzar a ERC a rechazar el pacto con el PSC, llevando a Cataluña a nuevas elecciones.
El 12-M reveló la profunda división interna en ERC entre los seguidores de Marta Rovira, que apoyan una ‘refundación’, y los cercanos a Oriol Junqueras. Este conflicto se intensificó tras las elecciones autonómicas, donde ERC quedó relegado al tercer lugar con solo veinte escaños, por detrás de Junts y el PSC, que le arrebató votos desde una postura moderada.
Pese a la debacle electoral, ERC aún tiene la clave para la gobernabilidad en Cataluña, una posición inesperada tras perder 178.446 votos y 13 escaños. La única opción viable de gobierno es una coalición con el PSC y Comuns Sumar, ya que un acuerdo con Junts no alcanzaría para una mayoría independentista en el Parlamento catalán. En estas negociaciones están en juego 369 altos cargos, de los cuales ERC podría conservar unas cuantas decenas.
Este acuerdo de investidura llega en un momento especialmente delicado para ERC, tanto política como internamente. La crisis de los carteles ha puesto en evidencia las tensiones internas, mientras que la presión de Junts y sectores radicales del separatismo como la ANC aumenta la incertidumbre.
Una semana después del fallo del Tribunal Supremo que negó la amnistía por malversación a los implicados en el 1-O, se discutió el regreso de Puigdemont y otros fugitivos. Aunque la situación legal sigue siendo complicada, Junts mantiene su postura de forzar una repetición electoral para fortalecer la fuerza independentista, a pesar de que esto podría perjudicar aún más a ERC.
Para la cúpula de ERC, es crucial cerrar un acuerdo de investidura con el PSC y permitir que Salvador Illa gobierne. Una vez establecido el gobierno, durante el Congreso del partido en noviembre, podrán abordar los cambios necesarios para revitalizar la formación.
Los acuerdos con los socialistas giran en torno a cuatro grandes ejes: el impulso al uso del catalán, donde el PSC parece estar de acuerdo; la implementación de un cupo catalán, que se espera que la Moncloa termine aceptando; la ampliación de los derechos sociales para los catalanes durante la legislatura; y el recurrente tema del referéndum de independencia.