«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
«Mamá, por favor, me quiero ir de Algorta»

Creciente preocupación de algunas familias por la inseguridad causada por inmigrantes marroquíes en un municipio de Vizcaya

Estación de metro de Algorta. Redes sociales

Una madre de Algorta (Vizcaya) ha remitido al Diario Digital de Guecho el escalofriante testimonio de su hija tras otra noche de problemas e inseguridad a consecuencia de la llegada masiva de inmigrantes marroquíes. La joven, de 18 años, sufrió una experiencia que la dejó profundamente angustiada mientras caminaba hacia la estación de metro de Algorta, alrededor de las 19.30 horas, atravesando la calle Torrene desde la zona de Basagoiti.

En un mensaje de WhatsApp enviado a su madre en pleno trayecto, la chica confesaba sentirse totalmente desbordada: «Mamá, por favor, me quiero ir de Algorta». Según relató, justo frente al supermercado BM, dos jóvenes comenzaron a mirarla de forma intimidante, con una expresión que ella misma no supo describir con palabras, pero que le provocó un fuerte malestar. «He pensado: si esto me pasa a medianoche, puede acabar muy mal», escribió.

El episodio no terminó ahí. Al acceder al metro, la situación empeoró. La joven describió cómo tres chicos de origen marroquí irrumpieron en el andén saltándose los tornos violentamente y golpeando elementos del mobiliario, mientras se reían y generaban una atmósfera de tensión. «Entraron gritando, como si quisieran que todo el mundo los mirara. No cogieron el metro, solo hicieron el espectáculo y se fueron por donde vinieron», explicó.

Su madre, visiblemente consternada, ha decidido alzar la voz para denunciar una realidad que, según afirma, se repite con una frecuencia cada vez más alarmante en el entorno de las estaciones del suburbano. «Esto está pasando todos los días, uno tras otro. La sensación de inseguridad es constante», asegura.

El caso vuelve a poner sobre la mesa la preocupación creciente entre los vecinos por el deterioro de la convivencia en determinadas zonas del municipio. Varias familias ya han comenzado a advertir que sus hijos e hijas temen transitar solos por espacios públicos donde, aseguran, la presencia de grupos de inmigrantes conflictivos se ha vuelto habitual.

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