Cancelaciones, hundimiento de las reservas, cruceros y embajadas que advierten del «riesgo» de visitar Barcelona y asociaciones de empresarios alertados por una situación que «no parece tener fecha de caducidad».
Informa Dolça Catalunya de la carta que reciben los 3.000 pasajeros de los barcos de Costa Cruceros cada vez que atracan en Barcelona. La misiva advierte de posibles “disturbios civiles” en la Ciudad Condal.
Recomiendan a sus cruceristas que eviten “mezclarse con grandes concentraciones políticas” y que no visiten “lugares alejados”. Piden “no fotografiar a los manifestantes o a las fuerzas de seguridad con el fin de no provocar reacciones violentas”.
La compañía informa sobre la posibilidad de “concentraciones de carácter político o manifestaciones anunciadas con poca antelación o sin previo aviso”.
Para Dolça Catalunya, el separatismo “se ha cargado en 15 días la imagen de Barcelona que construimos desde el 92”.
Este periódico ya informó hace algunas semanas de que en la página web del Ministerio de Exteriores de Países Bajos se ofrece una serie de recomendaciones de viaje: la peligrosidad de los diferentes Estados, la criminalidad, qué zonas evitar, incluso una alerta específica por los últimos huracanes que han asolado América Central y EEUU.
En la pestaña referente a España establece lo siguiente en ‘últimos desarrollos’: ‘’El 1 de octubre de 2017 el Gobierno regional de Cataluña organiza una consultadeclarada ilegal por las autoridades españolas. Durante el período alrededor del 1 de octubre, se llevarán a cabo eventos y protestas. Evite eventos. Esté alerta’’.
Hace pocos días, el nueve de octubre, el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Agustí Colom, aseguraba que la incidencia de la situación política en Cataluña en los cruceros era «prácticamente nula», aunque sí admitía un descenso en el ritmo de las reservas hoteleras en la ciudad para los próximos meses. Colom informaba que tres cruceros ya habían cambiado el destino Barcelona por otro puerto.
Hundimiento turístico de hasta el 40%
Lo cierto es que la incertidumbre afecta ya de manera significativa a la actividad económica en Barcelona, en especial a la restauración y el turismo, que ha sufrido una caída de entre el 30 y el 40 %, según informaciones de agentes sociales y económicos de la capital catalana recogidas por la agencia EFE.
El impacto en la economía de la ciudad de la tensión política en Cataluña a raíz del desafío separatista fue analizado el día 17 en una reunión en el consistorio barcelonés entre la alcaldesa, Ada Colau, y representantes del tejido económico y social. Entre los datos que se puesieron sobre la mesa destacó la citada caída del turismo entre el 30 % y el 40 %, además de la ralentización de las ventas de vehículos a particulares y la reducción en general del consumo.
Tras la reunión, el presidente del gremio de vendedores de vehículos de motor, Miquel Donnay, expresaba en declaraciones a los periodistas su preocupación por la situación porque «la inseguridad es lo que más nos inquieta y no parece que tenga fecha de caducidad».
Joan Carles Calvet, presidente de Comertia, que engloba a marcas de referencia de origen familiar y local, destacaba también que «la economía se resiente» del clima de incertidumbre y pedía a Ada Colau que «exija diálogo» para evitar «una prolongación» del actual clima político.
La Generalitat, en su mundo: hay «normalidad»
El impacto negativo que ha acusado el sector turístico catalán desde los preludios del referéndum el 1 de octubre ya representa descenso en torno al 15 %, así como «un freno significativo» de las múltiples inversiones que estaban previstas arrancar a corto plazo, según explicó el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, en una rueda de prensa.
De cara al último trimestre del año, las reservas ya registran en Cataluña caídas de un 20 %, por lo que, de seguir la actual tendencia, el sector catalán sufriría un descenso de su volumen de negocio de 1.197 millones de euros en el escenario más moderado y de hasta 1.796 millones de agravarse la bajada a un 30 %.
Al día siguiente, y pese a los datos, el director general de Turismo de la Generalitat, Octavi Bono, defendía que la actividad turística en Cataluña durante el puente del Pilar se situaba dentro de la «normalidad«, pese a un descenso de diez puntos en el caso de Barcelona respecto al pasado año.
Íñigo de la Serna advierte de un «estancamiento» en los transportes
Por su parte, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha asegurado hoy que el efecto de la crisis separatista se está materializando en una «caída de las relaciones comerciales e industriales en todos los transportes», y ha alertado de que las reservas de billetes de avión en infraestructuras como el aeropuerto de Barcelona han pasado «de crecimientos del 10% a un estancamiento del 0,1%«.
El ministro ha reiterado el freno en las inversiones por parte de las compañías en Cataluña, que según ha dicho «están reclamando y reclamando» la vuelta a la «normalidad jurídica». También ha señalado una caída en el ferrocarril «de hasta un 21%».
Peligra el Mobile World Congress
“El desafío independentista liderado por Carles Puigdemont está poniendo en un aprieto al turismo de negocios en Barcelona”, según informa hoy el diario El Economista.
Los empresarios ya están notando retrasos en la organización de congresos y aseguran que el Mobile World Congress, uno de los mayores eventos de nuevas tecnologías organizado en la Ciudad Condal, se pueda retrasar hasta un mes por la incertidumbre.
Durante la celebración de la Jornada Empresarial El turismo de negocios y congresos, organizada por elEconomista, Antonio Catalán, presidente de AC by Marriot, aseguró que las empresas están «congelando la organización de eventos en Cataluña» a la espera de que se solucione el conflicto secesionista y vuelva la normalidad institucional.
Por su parte, el presidente de la asociación de agencias de viajes corporativos AEMAV, César Gutiérrez Vidal, reconoció que en las últimas semanas han tenido entre un 15 y un 20% de cancelaciones y que «todo está bastante parado» de cara a la primera mitad del 2018. «Las empresas, la gente, está a la espera de ver qué pasa en Barcelona y si el conflicto se resuelve rápido. No están cancelando sus viajes pero si retrasan la hora de tomar la decisión de compra por la incertidumbre«, explicó. Así, de alargarse el desafío, el impacto en la economía catalana y, sobre todo, en la de la Ciudad Condal, podría ser muy elevado.
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