«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cuando la violencia verbal precede a la violencia física

Ante la muerte de Víctor Laínez, La Gaceta ha recopilado algunas declaraciones de líderes de Podemos y su órbita en las que se alude al «lenguaje de la fuerza» como herramienta política


Tiene Pablo Iglesias un vídeo en el que reivindica «el derecho a portar armas» en tanto supone «una de las bases de la democracia». Otro en el que, para Iglesias, «el enemigo solamente entiende un lenguaje: el lenguaje de la fuerza». No es extraño que anime a los suyos «a irse de cacería a aplicar la justicia proletaria».
La hemeroteca está llena de piezas en las que el líder de Podemos y otros miembros del partido apelan de manera directa a la violencia: «Se avecina una crisis terminal del capitalismo y tendremos que estar preparados para tomar las armas«.
Aunque sin armas, cuando Rosa Díez intentó ofrecer una conferencia en la Universidad Complutense, Iglesias y varios de los que serían sus compañeros de Podemos acosaron a la líder de UPyD. Se le impidió hablar a los estudiantes. Algunos años después Iglesias llegó apoyó las acciones de «Rodea el Congreso», en las que participaron diputados como Alberto Garzón o Rafa Mayoral.
 


Es sólo un ejemplo, pero hay más. Por ejemplo, el diputado en la Junta del Principado de Asturias, Enrique López, juzgado por agredir a unos policías en Gijón. O el diputado nacional por Canarias, Alberto Rodríguez, juzgado por desórdenes públicos y agredir a varios policías.

Colau y ‘Ciutat Morta’

Y es que en las bases del partido morado tienen protagonismo algunos dirigentes y corrientes internas que son herederos de grupos de ultraizquierda que no hacen ascos a la violencia. Verbigracia, el sindicalista Andrés Bódalo, en la cárcel por una paliza a un concejal socialista y que obtuvo el apoyo público de Podemos. O ‘Alfon’, condenado por tenencia de explosivos, que también obtuvo el amparo de los de Iglesias. Y algo parecido puede decirse de la relación privilegiada entre Ada Colau y el movimiento okupa o los movimientos anti-turistas.
Tanto Colau como Iglesias apoyaron en su día el documental ‘Ciutat morta’ (Colau incluso fue «mecenas»), pieza donde se niegan las acusaciones policiales y judiciales contra el presunto asesino Rodrigo Lanza. El okupa dejó tetrapléjico de una pedrada a un policía urbano en 2006.
Tanta fue la implicación del grupo de Colau con el documental exculpatorio de Lanza que uno de los protagonistas de la cinta, Jaume Asens, es el actual teniente de alcalde de Barcelona. Asens se refirió a la condena de Lanza como un «montaje policial» propio de una justicia que «no ha hecho la transición desde el franquismo».
 
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