Agentes de la Policía Nacional han desarticulado esta semana un entramado criminal formado por inmigrantes marroquíes, de entre 39 y 56 años de edad, que controlaba el almacenaje, distribución y venta al por menor de productos falsificados de alta calidad en el levante español.
La investigación policial se ha desarrollado durante los últimos cuatro meses y ha sido impulsada por la Comisaría de Policía Nacional de Elche, que ha contado con la colaboración de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Murcia y de la Policía Local de Crevillente.
Según fuentes de la investigación, la operación se inició tras detectar productos falsificados de alta calidad en las localidades de Elche y Crevillente (Alicante), principalmente de unas determinadas marcas de prendas deportivas.
A partir de ese hallazgo, se intensificaron las gestiones para determinar el lugar de venta de estos productos y se situó el centro neurálgico de operaciones en el barrio de San Andrés de Murcia, desde donde el entramado criminal investigado controlaba la venta de productos falsificados de alta gama que posteriormente eran vendidos a lo largo de todo el litoral levantino.
La tapadera del entramado
Los agentes averiguaron que la organización criminal se valía de una tienda abierta al público a modo de tapadera, ubicada en el barrio de San Andrés, cercana a la estación de autobuses, que el entramado utilizaba como centro de operaciones y donde no se vendía ningún producto falsificado.
Los clientes de este comercio ilícito debían dirigirse obligatoriamente a esta tienda para hacer el contacto inicial. Allí indicaban al regente del establecimiento los artículos que estaban interesados comprar y, en función de lo solicitado, el tendero llamaba a otro miembro del entramado y le entregaba la llave del «piso-tienda» concreto donde estaba el producto, puesto que cada uno de los pisos estaba dispuesto como tienda específica de un tipo de producto. En uno se vendían sólo zapatillas, en otro prendas deportivas y equipaciones de fútbol, en otro perfumes junto a otros productos, etc.
Como medida de seguridad añadida, las llaves de estos pisos eran guardadas en prendas de vestir que estaban repartidas por la tienda como albornoces, batas o chaquetas, con el fin de no ser encontradas ante una posible actuación policial.
Pisos distribuidos como tiendas y almacenes con el stock preciso
A continuación llevaban al cliente hasta el «piso-tienda», que estaba perfectamente dispuesto como si fuera una auténtica tienda con maniquíes, estanterías y demás mobiliario distribuido de forma exactamente igual que si se tratase de una tienda abierta al público.
Estos pisos, ubicados en la misma calle y a escasos metros de la tienda tapadera, eran controlados por «guardadores«, esto es, miembros del entramado criminal que, a cambio de una pequeña contraprestación económica, vivían dentro del piso para «guardar» la ropa falsificada y evitar que otros entramados criminales les robasen la ropa, como si de droga se tratara.
Por otro lado, la organización contaba con otros cuatro almacenes, también de localización cercana donde, en el caso de que el stock de los pisos-tienda se acabase, la organización tenía cantidad suficiente de productos almacenados para seguir abasteciéndolos continuamente, de modo que estos almacenes, donde los productos eran almacenados en bruto en cajas, eran la antesala de la venta directa de esta ropa en las tiendas.
Como puntos fuertes que conferían éxito a este ilícito negocio estaban, por un lado, la amplia oferta de productos falsificados que vendían (desde prendas de marcas de lujo a relojes de alta gama, equipaciones de multitud de equipos de fútbol, alta perfumería, abrigos, etc.), y por otro, el idóneo enclave logístico buscado por la organización tanto para la ubicación de la tienda tapadera en las cercanías de la estación de autobuses de Murcia, como para el resto de inmuebles utilizados para el ilícito fin.
Más de 50 agentes y 10 registros simultáneos
Cabe mencionar que uno de los principales obstáculos con los que se enfrentaron los agentes durante la fase de investigación fue evitar las extremas medidas de seguridad adoptadas por la organización, quienes se valían de personas comúnmente denominadas «aguadores» apostados en las esquinas de las calles y que, ante el más mínimo movimiento policial, alertaban al principal responsable.
Tras una compleja investigación, se diseñó un amplio operativo policial que contó con la participación de más de 50 agentes policiales para la práctica de las 10 entradas y registros que se llevaron a cabo de forma simultánea en distintos inmuebles ubicados en el barrio de San Andrés, fruto de lo cual se consiguió detener a los tres principales miembros del entramado.
El cómputo global de productos falsificados incautados a lo largo de los registros practicados, a la espera de un recuento más minucioso y un peritaje oficial, están estimados en un valor que puede ser superior a los 10.000.000 €.
Entre estos artículos, se han contabilizado a grosso modo: unas 15.000 equipaciones de fútbol, 30.000 sudaderas, 1.000 perfumes, 5.000 pantalones vaqueros, 10.000 pares de calzoncillos, 10.000 prendas entre abrigos y chaquetas de marcas de alto valor económico y 2.000 pares de zapatillas, entre otros muchos tipos de efectos, todo ello de prestigiosas marcas de elevado valor económico.
La operación policial, impulsada por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Elche, ha contado con la colaboración del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de la Jefatura de Murcia y de la Policía Local de la localidad alicantina de Crevillente.
Los detenidos, todos de nacionalidad marroquí y a los que se les imputó un delito contra la propiedad industrial y otro de pertenencia a grupo criminal, fueron puestos en libertad tras ser oídos en declaración en dependencias policiales, quedando a la espera de comparecer en sede judicial.