«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Desmontando el mito de los lobos solitarios y los atentados

Los medios celebraron la nacionalidad británica del terrorista de Londres y su condición de atacante único, pero las detenciones se suceden. El islamismo europeo organizado en células opera en todo el continente con total impunidad.

Scotland Yard anunció la condición de británico de Khalid Masood y los medios occidentales se apresuraron a celebrar la noticia. Al contrario que en otras ocasiones, cuando encontrar la nacionalidad de un terrorista o delincuente es una verdadera hazaña, el origen de Khalid Masood quedó ligado al adjetivo ‘lobo solitario’ que las autoridades británicas le colocaron. Sin embargo, si se trata de un atacante aislado, ¿por qué siguen abiertas operaciones policiales prácticamente por todo el país?

La mañana de este viernes, el jefe de la unidad antiterrorista confirmaba la detención de otras dos personas -con lo que el número asciende a 9- y calificaba los arrestos como «significativos» para la investigación. Rowley puntualizaba que la investigación está centrada en entender «la motivación, la preparación y los cómplices» que tenía Masood para llevar a cabo su ataque con un vehículo.

Sus declaraciones chocan, sin embargo, con las realizadas por las autoridades británicas y, especialmente, algunos medios de comunicación. Bajo el argumento de que es «imposible» controlar la radicalización de un ciudadano británico, muchos políticos y periodistas se han apuntado a la tesis de que el terrorismo «ha existido siempre» obviando la realidad que viven muchas ciudades en Europa.

El MI5 admitió tras el ataque que conocía a Masood y su proceso de radicalización, pero decidieron finalmente dejar la investigación de lado. El gran número de investigados en todo el país hace muy complicadas las labores de vigilancia y ese es el argumento en el que se basan las autoridades para vivir ajenos a la realidad. Basta darse una vuelta por algunos barrios de Londres para darse cuenta de que el argumento del lobo solitario es equivocado.

Adrian Russell Ajao. Bajo ese nombre nació Masood, se aprovechó del sistema público británico, que financia la educación islámica, y vivió en esos barrios convertidos en guetos donde la sharia es la ley vigente. Numerosos documentales han denunciado la situación de las escuelas británicas, verdadero semillero de jóvenes yihadistas que después son moldeados en las mezquitas por imanes radicales. Todo ello con el beneplácito de las autoridades del país, que dejan la gestión de estos centros en manos de países como Arabia Saudí y su particular visión del islam.

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El proceso no termina aquí. Aunque Occidente se afane en hablar de lobos solitarios -las detenciones posteriores a cada ataque evidencian la falsedad de la afirmación-, los terroristas siempre cuentan con cómplices y células bien organizadas. La yihad moderna no pasa por el Estado Islámico, sino por el islamismo radical vigente en Europa. Hace apenas un año, el Gobierno británico admitía la «imposibilidad» de controlar a todas las células activas en el país, pero las unidades antiterroristas no han sido reforzadas.

El lobo solitario de Berlín

Alemania tuvo su ración de islamismo a una semana de la Navidad. Una multitud en pleno mercadillo navideño fue atacada a traición por un camión que embistió sin piedad. 12 personas murieron y 48 resultaron heridas. El autor de la masacre, que logró huir tras asesinar al conductor del vehículo, fue considerado un nuevo lobo solitario.

Anis Amri, conocido como el yihadista tunecino, fue abatido días después en Milán tras abrir fuego al grito de «Alá es grande» contra dos agentes que realizaban un control rutinario en la ciudad. El terrorista se valió de la fragilidad del espacio Schengen para cruzar Francia e Italia con total impunidad.

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El argumento del ataque individual se desmoronó muy pronto. El viaje de Amri a Italia puso de manifiesto su relación con varias células yihadistas que operaban en el país y a las que el islamista tunecino se acercó cuando llegó en 2011. La puesta en libertad del llamado ‘tunecino’, un hombre de 48 años que había estado en contacto con Amri antes del atentado, enfrentó al Gobierno y a la Fiscalía, que no tuvo más remedio que reconocer que el autor del vídeo en el que el terrorista juraba lealtad al Estado Islámico era él mismo.

Niza y los manuales yihadistas

El 14 de julio, cuando miles de ciudadanos celebraban la fiesta nacional francesa en las calles de Niza, Mohamed Lahouaiej Bouhlel asesinaba a 85 personas a bordo de un camión hasta que finalmente fue neutralizado por la heroica acción de un agente. Curiosamente, al igual que en el caso de Londres y Berlín, las detenciones se sucedieron en los días posteriores a la tragedia.

En total fueron detenidas siete personas por su relación con el atentado en una investigación que todavía continúa abierta. El adjetivo ‘lobo solitario’ inundó de nuevo las portadas y todos los medios acudieron a un artículo propagandístico anterior del ISIS para justificar la acción. Pero no fue un atentado sin premeditación como anunció el Gobierno francés. Mohamed Lahouaiej Bouhlel planeó la masacre durante meses, tuvo varios cómplices con los que intercambió miles de mensajes e incluso se fotografió en el camión.

La organización terrorista alentaba a cometer atentados a través de un comunicado: “Si no puedes encontrar explosivos o munición, arrincona al infiel estadounidense, francés o de cualquiera de sus aliados. Aplasta su cabeza con una piedra, mátalo con un cuchillo, atropéllalo con tu automóvil, arrójalo desde un lugar elevado, estrangúlalo o envenénalo”.

Obviar, sin embargo, la situación del islam francés como hicieron las autoridades a la hora de valorar el atentado es un error. La connivencia histórica de los gobiernos franceses ha permitido la difusión de la religión por todo el país y la llegada de miles de fundamentalistas islámicos.

Arabia Saudí tiene a Francia en su punto de mira. La evidente islamización que vive el país ha provocado que el régimen de Riad considere el territorio francés como el escenario ideal para difundir su particular visión del islam. Hace apenas unos meses, Pierre Conesa, exalto funcionario de Defensa francés, desvelaba los 8.000 millones aportados por las autoridades saudíes para difundir la “palabra de Mahoma” por todo el mundo.

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Y es que las injerencias saudíes en Francia son más que evidentes. Gran parte de la comunidad musulmana, especialmente en las ciudades más importantes, está influenciada por clérigos pagados por Arabia Saudí y las mezquitas de mayores dimensiones son financiadas con petrodólares. El objetivo no es otro que lograr una “representación real y fuerte” dentro del país.

La pareja de islamistas

El 26 de julio, apenas doce días después del ataque en Niza, dos yihadistas degollaron a un sacerdote sobre el púlpito de una iglesia de Normandía. Los terroristas, Adel Kermiche y Abdel Malik Petitjean, se conocieron a través de Telegram y dentro del templo se grabaron en vídeo dando un sermón en árabe al grito de «Alá es grande».

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Kermiche y Petitjean, que en un principio fueron señalados como ‘lobos solitarios’, habían formado parte de una célula conjunta y ambos habían sido instruidos por imanes de la misma cuerda. De hecho, el sacerdote muerto había cedido unos terrenos propios para la construcción de una mezquita para los vecinos de la zona. Allí, entre oración y oración, se organizó la masacre.

La expansión del islam y el islamismo

Una de las claves para entender la expansión del islam en Occidente son las políticas de natalidad seguidas en los países donde esta religión es mayoritaria y los bajos índices registrados en Europa durante los últimos años. Según un informe del Pew Research Center, los musulmanes representarán en 2030 el 26,4% de la población mundial.

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Vamos a ejemplos concretos. En Reino Unido, el nombre de Mohamed ha desbancado a nombres tradicionales británicos y es ya el más común entre los varones recién nacidos en el país. La firma Baby Centre analizó los nombres más populares y confirmó que Oliver y Jack han perdido su tradicional trono. Mohamed, escrito de diferentes formas, es ya el más utilizado, lo que da cuenta del peso migratorio de la ciudadanía.

Francia y Alemania, dos países de tradición católica, han visto cómo el crecimiento del islam ha provocado la proliferación de mezquitas que se ubican en antiguas iglesias. Durante el último año se cerraron en Alemania seis iglesias en Duisburg, una de las ciudades con más musulmanes. Pero no sólo se cierran templos católicos, también les sucede lo mismo a los protestantes, que han sido convertidos en mezquitas.

En los últimos doce años, en Alemania se han cerrado más de 400 iglesias católicas y más de 100 protestantes. Sin embargo, hay unas 200 mezquitas (incluyendo más de 40 mega-mezquitas), 2.600 salas de oración musulmanas y una innumerable cantidad de mezquitas no oficiales. Además de estar en construcción 128 mezquitas más.

En Francia se están construyendo unas 150 mezquitas, lo que refleja la gran cantidad de población musulmana que ha llegado al país.

Las grandes mezquitas occidentales tienen patrocinadores comunes -Arabia Saudí y Qatar- y ofrecen una imagen muy diferente al resto de pequeños centros de rezo que se reparten por las ciudades. El ejemplo perfecto es Madrid, donde la conocida como ‘mezquita de la M-30’ es un lujoso complejo de más de 12.000 m2 y 6 plantas construido íntegramente con dinero saudí. De hecho, el país árabe entregó unos 12 millones de euros para erigir un templo al wahabismo en España con muros de mármol, un enorme minarete y exposiciones acerca de la vida del profeta Mahoma.

La gestión del centro corre a cargo del país arábigo, que envía a su propio personal y enseña su doctrina para interpretar el islam. No es su única mezquita en España. Algunas de las más lujosas son las de Málaga, Fuengirola o Marbella, construidas por expreso deseo del príncipe saudí Abdul Aziz Al-Saud.

Los ejemplos de estos atentados recientes sirven para tener una mejor perspectiva de lo que ocurre en Europa. La crisis migratoria ha propiciado la llegada de delincuentes y terroristas infiltrados entre el flujo de verdaderos refugiados de guerra. En el caso de Masood asistimos, sin embargo, a la constatación de la implantación total del islamismo radical en nuestras sociedades.

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