La Guardia Urbana de Barcelona ha detenido a un menor de edad por una agresión de carácter homófobo durante esta madrugada al finalizar la fiesta mayor del Poblenou. El incidente ocurrió en medio del operativo de desalojo que realiza la Unidad de refuerzo para Emergencias y Proximidad (UREP) en la rambla del barrio, cuando la policía fue informada de que un joven, de origen marroquí, había atacado a un hombre gay, no solo físicamente, sino también con insultos homófobos.
La víctima y sus acompañantes señalaron al agresor a los agentes, quienes localizaron al joven mientras supervisaban la situación para realizar el desalojo. En el momento de su detención, el menor complicó la intervención policial rompiendo una botella de vidrio y empuñando la parte afilada como arma, lo que lo convertía en una amenaza potencial. Los agentes de la UREP, que mantenían una línea para hacer retroceder a la multitud, intervinieron rápidamente para neutralizar al agresor y proceder a su arresto antes de que pudiera causar más daño, según ha adelantado el diario ElCaso.com.
El joven fue detenido por un delito de lesiones agravadas por odio, debido a los insultos homófobos que lanzó durante la agresión, motivados por el hecho de que la víctima llevaba maquillaje. Tras la detención, las autoridades policiales encargadas del caso, la Guardia Urbana, lo pusieron a disposición de la Fiscalía de Menores, que deberá evaluar las medidas a tomar. Aunque es improbable que sea ingresado en un centro cerrado, se determinará si será devuelto a sus padres o tutores.
El caso ahora está en manos de la fiscalía especial de delitos de odio, que deberá pronunciarse sobre la gravedad de los hechos una vez recibida toda la información de la investigación. El menor, que no ha cumplido los 18 años, está protegido por la normativa que impide que se revelen antecedentes penales de menores, por lo que no se sabe si tiene historial delictivo previo.
El operativo de desalojo de la fiesta mayor, una práctica común en varias celebraciones de los barrios de Barcelona, fue gestionado por la unidad antidisturbios de la Guardia Urbana, que tiene como objetivo despejar las zonas públicas para que las brigadas de limpieza puedan iniciar sus labores y dejar las calles en condiciones para el día siguiente. En este contexto, la intervención policial fue clave para evitar que el menor armado con la botella rota causara más daños tanto a los presentes como a los propios agentes.