«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Las condiciones de explotación incluían la prohibición de acudir a centros médicos

Detenidos 12 inmigrantes por obligar a mujeres a prostituirse en Madrid sin descanso, drogarlas y meterles esponjas para disimular la menstruación

Coche de la Policía Nacional. Europa Press

La Policía Nacional ha desarticulado tres organizaciones criminales dedicadas a la explotación sexual de mujeres en diversos domicilios de Madrid y Fuenlabrada. En un operativo llevado a cabo entre octubre y noviembre, se realizaron seis registros y se detuvo a 12 inmigrantes, nueve mujeres y tres hombres, todos ellos de entre 21 y 45 años y originarios de Colombia, Ecuador, República Dominicana, Venezuela y Perú.

Las investigaciones revelaron un sistema de control extremo sobre las víctimas, quienes eran obligadas a trabajar entre 15 y 20 días consecutivos sin descanso. Las responsables, conocidas como «mamis», asignaban el volumen de trabajo a cada mujer, supervisaban constantemente sus actividades y establecían estrictas normas. Por ejemplo, se les prohibía comer después de cierta hora para mantener el peso ideal y cumplir con las imágenes promocionales publicadas en catálogos.

Las condiciones de explotación incluían la prohibición de acudir a centros médicos, incluso cuando necesitaban asistencia urgente. En algunos casos, las víctimas eran obligadas a introducir esponjas en la vagina durante la menstruación para que pudieran continuar trabajando sin que los clientes se percataran. Además, si un usuario solicitaba el consumo de drogas, las mujeres eran forzadas a cumplir con esta demanda.

El nivel de control era tan extremo que las víctimas debían registrar sus actividades sexuales en una agenda. Este sistema permitía a las encargadas gestionar con precisión las solicitudes de los clientes, asegurando una organización eficiente del trabajo. A pesar de las pésimas condiciones, cualquier negativa a las demandas de los clientes resultaba en amenazas o castigos físicos.

Las autoridades llevaron a cabo los registros en Madrid y Fuenlabrada, logrando desarticular estas redes que sometían a las mujeres a un régimen de vigilancia constante, incluso en sus escasos momentos de descanso. Las operaciones han puesto fin a un esquema organizado de explotación sexual, que operaba sin escrúpulos y con un absoluto desprecio por los derechos humanos.

Este golpe policial no solo evidencia la gravedad de la trata de personas, sino también la urgencia de combatir estas prácticas que afectan a mujeres vulnerables, muchas de las cuales son engañadas con falsas promesas de trabajo y terminan atrapadas en condiciones inhumanas. La investigación sigue abierta para determinar si hay más víctimas y responsables implicados.

+ en
Fondo newsletter