«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

En defensa de España, un paso adelante. El discurso de José Javier Esparza en la manifestación

«Y es la nación, España, lo que hoy está en juego. Por eso es lo que hoy tenemos el deber de defender…».


El escritor y colaborador del Grupo Intereconomía, José Javier Esparza, ha intervenido este sábado en la multitudinaria manifestación en la plaza de Colón de Madrid por la unidad de España y la defensa de la nación, la Constitución y el Estado de Derecho.
En su discurso, ha reiterado que «Cataluña es parte fundacional de España» y que «sin Cataluña, España no sería España», y ha tenido palabras de recuerdo para los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que velan por el cumplimiento de la ley en la región.  «Un abrazo fraterno, inequívoco, a esos españoles de uniforme que se han visto maltratados, vilipendiados, abandonados y humillados por proteger la ley de España. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado no son algo ajeno al pueblo (…) son la nación; somos nosotros, sois nuestros brazos y nuestras manos. La humillación que habéis sufrido la hemos vivido como propia. Vuestro honor es hoy el de todos y cada uno de los españoles de bien. Vuestro patriotismo es un orgullo para todo el pueblo español», ha señalado.
Por su interés, le reproducimos íntegramente el discurso:
“Amigas, amigos.
Compatriotas.
Españoles.
¡Españoles! Suena bien, ¿verdad? Sí, somos españoles. Y hoy estamos aquí solo por eso: porque somos españoles. Hoy hay aquí lo mismo rojos que azules, verdes y naranjas, y ojalá haya también algún morado, y es maravilloso que así sea, porque hoy no estamos aquí para discutir de qué color pintamos la casa, sino para algo aún más importante: gritar que esta casa es nuestra. Defender nuestra casa. Para esto os hemos convocado hoy a todos la Fundación para la Defensa de la Nación Española. Para que no nos quiten España. Que no nos quiten nuestra casa. Que no te quiten tu patria.
Todos sabemos que lo que hoy nos reúne es la circunstancia trágica que se vive en Cataluña. Y queremos decir bien fuerte esto: amamos a Cataluña. Este de hoy es un acto de amor a Cataluña. Estamos aquí porque Cataluña es también nuestra casa. Cataluña es parte fundacional de España. Por eso, sin Cataluña, España no sería España; sería otra cosa, pero España, no. Hoy todos somos españoles, hoy todos somos Cataluña, hoy todos somos catalanes. A los millones de catalanes que sienten España en catalán les decimos: estamos con vosotros, somos vosotros, no os dejaremos nunca. Queremos gritar con vosotros, en español, Viva Cataluña, y en catalán, Visca España.
También queremos enviar un abrazo fraterno, inequívoco, a esos españoles de uniforme que se han visto maltratados, vilipendiados, abandonados y humillados por proteger la ley de España. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado no son algo ajeno al pueblo. Guardia civil y policía son el pueblo, son la nación; somos nosotros, sois nuestros brazos y nuestras manos. La humillación que habéis sufrido la hemos vivido como propia. Vuestro honor es hoy el de todos y cada uno de los españoles de bien. Vuestro patriotismo es un orgullo para todo el pueblo español. Y en eco al grito espontáneo de tantos millones de españoles en estos días, desde Barcelona hasta Huelva, desde Zaragoza hasta Salamanca, en eco a su voz queremos gritar de nuevo Viva la policía y Viva la guardia civil.
Compatriotas,
Lo que hoy nos estamos jugando en España, empezando por Cataluña, es lo más grande, lo más alto y lo más hondo que puede jugarse un pueblo: nuestra soberanía, nuestra libertad, nuestra identidad. La soberanía nacional no es un concepto abstracto. No es una fórmula legal. La soberanía es algo que tiene carne, algo que se puede tocar, que se puede abrazar. La soberanía nacional es lo que nos hace a todos, a todos y cada uno de nosotros, individual y colectivamente, protagonistas efectivos de una continuidad histórica. Nosotros somos la soberanía nacional.
España no nació ayer. España es una realidad histórica incontestable. Una realidad nacional que alberga, desde su origen, formas diversas, pero convergentes, de ser español. Somos desde hace siglos una comunidad política y nuestro nombre es España. Tomar conciencia de eso es lo que nos hace soberanos. Todos y cada uno de los territorios de nuestra patria son nuestra casa común. Repito: nuestros. Nos pertenecen. No pertenecen a una estirpe regia, no pertenecen a una oligarquía financiera, no pertenecen a una clase política o a unos caciques mediáticos. España pertenece al pueblo español. Eso es lo que significa soberanía. Nadie tiene derecho a quitarnos eso. Nadie. Y aquí estamos dispuestos, uno a uno, a defenderlo. No hay libertad, no hay democracia, si nos quitan la nación.
Sabéis que el viejo juramento legendario de las Cortes de Aragón decía así: “Nos, que somos tanto como vos, pero juntos valemos más que vos”. “Nos” somos hoy todos nosotros. El pueblo español. Ese pueblo que hoy, aquí, levanta la cabeza, mueve sus banderas y se dirige a quienes creen que pueden robarnos nuestro patrimonio, robarnos nuestra memoria colectiva, robarnos nuestra identidad, robarnos nuestra soberanía y convertirla en moneda de sus juegos de poder. No y mil veces no. A esos que hoy quieren dejarnos sin patria, les miramos a la cara y les decimos: “Nos, que somos tantos como vos, y juntos valemos más que vos”. Democracia, sí. El demos, el pueblo, somos nosotros. El pueblo español.
Aquí, en España, en este suelo, a lo largo de muchos siglos hemos construido fueros y libertades, hemos defendido derechos, frecuentemente con sangre, y hemos entregado demasiadas generaciones a ese combate como para abandonarlo todo ahora. Nadie nos lo quitará. Nadie. Desde el primer colono de los montes cantábricos que afirmó a espadazos su libertad en el siglo VIII, desde la primera mujer que en la altísima edad media gozó de unos derechos que ninguna otra mujer tenía en Europa, desde el primer conquistador que en América instituyó un cabildo para proteger derechos, desde el primer español que en 1808 se levantó contra el opresor francés para guardar las libertades propias; desde siempre nuestro pueblo ha sabido afirmarse frente a quienes querían que bajáramos la cabeza. Ese orgullo de estirpe hoy nos habla desde el fondo de las edades. Eso es lo que hoy nos empuja a defender, ante todo, la España constitucional.
Digo bien, y en DENAES, en la Fundación para la Defensa de la Nación Española, queremos subrayarlo: la España constitucional, no sólo la Constitución. La Constitución, la ley, es muy importante, pero bien poco vale sin la nación que la sustenta. Es la nación la que da sentido a la ley, del mismo modo que el vino se derramaría sin una copa que lo abrace. Y es la nación, España, lo que hoy está en juego. Por eso es lo que hoy tenemos el deber de defender. Hoy hay quien piensa en una reforma constitucional que diluya la soberanía nacional para calmar no sé qué intereses de tal o cual grupo, como si se tratara de caciques feudales. Pues bien: no. Nunca avalaremos una Constitución que destruya la nación. Porque no hay libertad ni democracia reales sin comunidad política. Y nuestra comunidad política es España. ¿De verdad queréis defender la democracia y la libertad? Pues entonces defended España. Defended la continuidad histórica de nuestra patria común. Ese es nuestro deber. Defender España.
Deber, sí. Una palabra que hoy tiene que volver a nuestros oídos. Deber personal y deber comunitario. Porque hoy, aquí, no estamos solo nosotros, españoles de esta hora. No. Están también los españoles que nos precedieron. Están en el suelo que pisamos, en la lengua que hablamos, en los nombres que llevamos. Y con los españoles que nos precedieron, están también los españoles que han de venir, esas generaciones a las que hemos de traspasar, como mínimo, la misma herencia que nosotros en su día recibimos. No tenemos derecho a dejar que esa herencia se pierda. Es nuestro deber histórico. Y eso no es tampoco un imperativo abstracto. Vosotros lo sabéis. Claro que lo sabéis. Por eso estáis aquí. Lo saben también todos esos españoles que en estos días han sacado sus banderas al balcón. El pueblo español conoce su deber. Desde aquí exigimos a los poderosos que también cumplan con su deber. Y ese deber sólo tiene un nombre: España.
Durante demasiados años, demasiados, los españoles hemos preferido olvidar que tenemos, como ciudadanos libres, como soberanos, una misión histórica. Esa misión histórica es mantener nuestra patria y legarla a los que vengan mañana. A veces esa obligación se difumina, porque nada parece amenazar la natural sucesión de las generaciones. Hoy, sin embargo, la amenaza se ha hecho más clara que nunca. Hay que dar respuesta. Nosotros tenemos que dar respuesta. Y esa respuesta sólo puede ser una: no permitiremos que España se deshaga. No lo permitiremos.
Todos conocemos los errores y renuncias que han llevado a nuestra patria a la enfermedad que hoy padece. Pero no es ahora el momento de detallarlos. Ahora es el momento de la esperanza. ¿No habéis visto cómo se han llenado de banderas los balcones, las calles, las plazas de toda España? ¿No habéis visto cómo por todas partes se han abierto flores rojo y gualda? Sí. Ahora es el momento de decir bien alto, bien claro, bien fuerte, que vamos a dar un paso adelante. Que estamos resueltos a salir de este triste colapso de nuestra nación. Que si falla el poder, aquí estará el pueblo, como siempre ha estado. Que exigimos a nuestros poderes públicos que cumplan su función y salvaguarden la nación de todos. Que vamos a reclamar una refundación nacional de la democracia española. Que vamos a trabajar, desde ya, todos, uno a uno, en la reconstrucción de la identidad nacional española. Que España no está en venta. Que aquí, y en millones de hogares, hay españoles dispuestos a defenderla, como tantas otras veces en nuestra Historia. Que sabremos estar a la altura del desafío. Que España no morirá.
Españoles de todas y cada una de nuestras regiones, moved vuestras banderas, como se han movido en estos días en todos los rincones de nuestra patria. Haced bien visible vuestra voluntad soberana de conservar vuestra nación. Dejad bien claro que España no se vende.
Pueblo de España: vosotros sois la nación. Gritad conmigo “Viva España”.

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