El Ayuntamiento de Barcelona, en manos de Jaume Collboni y los socialistas catalanes, ha emprendido una batalla contra la fe. En una reestructuración de su callejero municipal, la corporación apoyada por partidos separatistas ha decidido borrar las calles de distintos santos.
En concreto, las calles de Sant Rosa, Santa Ágata, Santa Magdalena y San Rafael serán borrados del callejero, olvidando los siglos de historia de estos nombres. En algunos casos, estas calles de la Ciudad Condal llevan sin cambiarse desde 1830. Pero para Colloboni, que ha continuado con la agenda de su predecesora Ada Colau, ahora es el momento de cambiar el callejero.
Un cambio que no es baladí. La intencionalidad política del Ayuntamiento, que pretende acabar con cualquier referencia religiosa para arrinconar la fe, ha hecho que estos nombres del santoral se vean sustituidos por los de líderes feministas. Un cambio efectuado por la Regidora de Memoria Democrática municipal, Raquel Gil Eiroá.
Los cambios se harán precisamente así. La calle de San Rafael se llamará María Casas Mira, antigua vecina del barrio de Raval; la calle de Santa Magdalena tomará ahora el nombre de Magdalena E. Blanc; la de Santa Ágata llevará el nombre de Ágata Badia Puig-Rodon; y la calle Santa Rosa se pasará a llamar calle de Rosa Puig-Rodon Pla. Estas tres últimas se encuentran en el barrio de Gracia.
Este atropello a las referencias religiosas en la ciudad ha sido denunciado por el portavoz de VOX en la capital, Gonzalo de Oro, criticando «esta manía que tiene el alcalde Collboni a todo lo que es religioso y a todo lo que es cultura de nuestra ciudad». «No tiene ningún sentido, y está continuando la labor de Colau. Se está cargando la tradición de nuestra ciudad, de toda la vida», ha zanjado de Oro.
Alberto Fernández, el líder del PP en Cataluña, ha lamentado la persecución religiosa de la corporación de Collboni: «No hace falta remontarse al 1936 para que haya persecución religiosa en Barcelona, nuevamente. Esta vez, afortunadamente, no es a las personas, pero sí que es con la pretensión del Ayuntamiento de cargarse del callejero a una parte muy importante del santoral».