En relación al fin de la banda terrorista ETA, las dos viudas han señalado que no se creen nada, pero que dan gracias por que ya no se produzcan más atentados.
Las viudas de los policías Antonio Cedillo Toscano y Alfonso López, asesinados por ETA hace 35 años en Rentería (Guipúzcoa), han pedido una pensión y atención psicológica para sus hijos ante el daño que supuso y supone para ellos el atentado terrorista en 1982.
Las dos mujeres, María Dolores García y Concepción García Ávila, han acudido a las puertas del Ministerio del Interior, donde han denunciado la situación de «olvido» que vive su familia y, en concreto, sus hijos, que, han apuntado, no pueden «tener una vida normal» a raíz del atentado y acarrean problemas psicológicos graves por los que están medicados desde hace años.
Han llegado a tener derrames cerebrales
En este sentido, han relatado que sus hijos reciben tratamiento para enfermedades como la ansiedad y la depresión y, en concreto, uno de ellos ha sufrido dos derrames cerebrales con 39 años, lo que estaría relacionado con el impactó que le causó el suceso, según varios informes médicos.
María Dolores y Concepción han declarado a Efe que lucharán hasta el final para conseguir que sus hijos sean considerados víctimas directas de ETA y puedan recibir una pensión vitalicia y asistencia tanto psicológica como psiquiátrica, una petición que consideran «es de justicia».
Así, han explicado que estarán durante todo el día ante las puertas del Ministerio para que el titular de Interior, Juan Ignacio Zoido, al que ya han enviado varias cartas y vídeos con sus peticiones, acceda a entrevistarse con ellas.
No se creen el final de ETA
En relación al fin de la banda terrorista ETA, la dos víctimas han señalado que no se creen nada, pero que dan gracias por que ya no se produzcan más atentados.
Antonio Cedillo y Alfonso López fueron ametrallados el 14 de septiembre de 1982 por un comando etarra cuando circulaban en un vehículo por la carretera de Rentería (Guipúzcoa), un atentado en el que también murieron los policías Jesús Ordóñez Pérez y Juan Seronero Sacristán.
Cedillo resultó herido grave y fue auxiliado por el conductor de una furgoneta, que los etarras interceptaron poco después para rematar al policía de un tiro en la nuca.
Ya en 2016 el hijo de este agente, Miguel Cedillo, pidió «justicia» ante el Ministerio del Interior junto con su madre y fue finalmente recibido por el entonces ministro Jorge Fernández Díaz, quien se comprometió a implicarse «personalmente» en su caso.
El hijo del agente denunció entonces que el atentado siguiera «sin juicio y sin sentencia» porque el Estado, lamentaba, «no persiguió a los autores».