Una familia de la localidad de Mos (Pontevedra) vive un auténtico calvario desde hace casi año y medio (finales de septiembre de 2023) por la okupación de su vivienda después de dejar pernoctar unos días a un compañero de colegio de su hijo junto a sus padres y sus abuelos.
El hijo, Javi, pidió a Pilar y a Francisco Javier, sus padres, que por caridad dejaran quedarse unos días a su compañero y su familia porque les habían echado de su anterior vivienda y estaban en dificultades. Ellos accedieron a la petición y les dejaron una vivienda de las dos de su finca, la que no tenía escaleras, por las dificultades de movilidad de los ancianos okupas.
Tras varios intentos para tratar de que abandonen la vivienda, la familia está desesperada. Los okupas, que tienen otras propiedades, incluida una planta en un edificio de Redondela (Pontevedra) y una finca con un caballo valorado en 30.000 o 40.000 euros, han montado un negocio ilegal de cáterin, les han robado agua y se están apropiando de los enseres de la vivienda. «Son unos delincuentes y unos estafadores profesionales», manifiesta Pilar, la madre, a LA GACETA, antes de recordar que los okupas están denunciados por robar las cuotas de los propietarios del edificio de Redondela cuando la mujer okupa era la presidenta de la comunidad.
Ahora Pilar vive «okupando» su propia casa. «Esto es un asco de país. Estoy aquí, en mi casa, y voy a salir o muerta o en camilla», ha señalado en un vídeo compartido en sus redes sociales, antes de declarar que la Policía y la Guardia Civil le han comentado que los okupas la pueden denunciar por un delito de apropiación indebida.
La okupación ha provocado un deterioro psicológico grave del hijo, menor de edad cuando se inició la okupación, además de considerables daños materiales en la vivienda. Los okupas, que viven entre excrementos de ratas y ratones, canarios, y un «olor nauseabundo», incluso han injuriado y calumniado a las víctimas asegurando a los vecinos de la localidad que «pagaban en negro» a los propietarios. Y se han inventado enfermedades para evitar salir de la vivienda.
Ella, que ya lleva tres días en huelga de hambre, denuncia la inacción de la administración local, en manos del PP, que hasta el momento no les dan una solución: «Nos dicen que como el negocio ilegal de cáterin está en una propiedad privada no pueden hacer nada». Es una madre coraje dispuesta a todo por su hijo, un joven que se siente culpable por ver cómo han okupado la vivienda familiar, que era de su abuela; ha caído en depresión e incluso se ha visto obligado a abandonar los estudios. «Estamos desesperados. Pero seguiré luchando y en huelga de hambre el tiempo que sea necesario hasta recuperar nuestra casa. Por la salud de mi hijo no daré ni un paso atrás. Mi familia es mi tesoro y a mi hijo no se le hace daño», concluye.