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EN UN INFORME PRESENTADO ANTES DE LAS ELECCIONES VASCAS

El CEU-CEFAS denuncia que la imposición de un «relato falsario» favorece el blanqueamiento de los herederos de ETA

Arnaldo Otegui. Europa Press

El Centro de Estudios, Formación y Análisis Social del CEU (CEFAS) ha presentado este lunes un informe titulado ‘La legitimación democrática de ETA: causas, responsables y consecuencias’, en el que trata de explicar cómo ha sido posible legitimar democráticamente una opción política basada en la violencia, la extorsión y la ruptura de la unidad de España.

Coordinado por María San Gil, directora del Observatorio CEU de Víctimas del Terrorismo, y elaborado por Carlos Urquijo, director de Proyectos de la Fundación Villacisneros; Rogelio Alonso, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos; y Fernando Lázaro, periodista de El Mundo, el informe señala que el PNV y EH Bildu se disputan la hegemonía política del País Vasco tras condonarse al nacionalismo la deuda contraída por legitimar a ETA. «Eximidos los criminales de la premisa básica que debió ser su inhabilitación permanente para la vida política y maquillada su sangrienta trayectoria, resulta lógico su fortalecimiento electoral», señala Carlos Urquijo, director de Proyectos de la Fundación Villacisneros y uno de los autores del informe.

Carlos Urquijo incluye un repaso cronológico por los hitos principales que han llevado a la homologación democrática de la banda terrorista, «calificada así porque fue el Tribunal Supremo quien dijo que Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna formaban parte de ETA. Y volvió a repetirlo años después con respecto a su nueva marca electoral, EH-Bildu», afirma, antes de destacar además que «el PSOE, que repitió hasta la saciedad que con EH Bildu no había nada que pactar, los ha convertido en un partido de Estado y socio prioritario del Gobierno de España«.

En su análisis, Rogelio Alonso, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos, apunta que «el éxito de la democracia al integrar a EH Bildu que algunos reivindican oculta la injusta exculpación de los cómplices del terror que aún legitiman el asesinato de cientos de españoles». En su opinión, ahí está la raíz de su progresivo fortalecimiento político: «Hoy se hace política como si ETA no hubiera existido gracias a la tolerancia y la impotencia de quienes deberían defender la democracia activamente. Por ello, honrar a las víctimas exige mucho más que autocomplacencia e indignación por espasmos cada vez que se manifiesta alguna de las humillaciones de EH Bildu».

Además, el informe CEU-CEFAS analiza otra perspectiva: la lucha por el relato y la verdad. A juicio del periodista Fernando Lázaro, «la primera gran batalla que se perdió inicialmente por la responsabilidad de los medios fue el silenciamiento de los atentados y, por extensión, a las víctimas». Según detalla, la tesis era la siguiente: si no se publica, será difícil que los terroristas sigan por ese camino de sangre. «¿Con este silencio qué se consiguió? Absolutamente nada. Sólo quedó en evidencia la miseria del Estado y la de todos en aquellos duros años 70 y 80. En ese ‘todos’ están los medios de comunicación, las instituciones, los partidos políticos y la sociedad civil en general, sobre todo la vasca, la principal afectada por el terror», explica.

En la actualidad, nos encontramos con la denominada por el nacionalismo como «la batalla del relato». Pero no es así, asegura el periodista de El Mundo: «Es la batalla por la verdad con toda su crudeza. Ante más de 850 asesinatos no caben interpretaciones». Asegura que «estamos en la época del blanqueo de estos herederos porque las sumas aritméticas políticas y sus votos son importantes». Y añade: «No sólo estamos inmersos en la batalla por la verdad, sino en el intento político/mediático de intentar blanquear a la organización terrorista ETA, sobre todo para justificar su acercamiento al poder y su capacidad de influencia en el Gobierno actual».

En definitiva, según recoge el informe CEU-CEFAS como una de sus principales conclusiones, «se ha terminado imponiendo un relato falsario que favorece el blanqueamiento del brazo político de ETA y nos aleja de la verdad que merecemos los españoles tras cincuenta años de terrorismo nacionalista».

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