El cierre de las centrales nucleares planificado por el Gobierno podría incrementar hasta un 60% las importaciones de electricidad y encarecerá significativamente el precio de la energía para hogares e industrias. Así lo señala un informe de PwC adelantado por El Debate, que alerta sobre las repercusiones económicas y medioambientales de desmantelar las actuales infraestructuras nucleares en España.
Según la consultora, si se lleva a cabo el calendario de clausura de los siete reactores operativos, la dependencia energética exterior alcanzará niveles preocupantes en 2035. En concreto, las importaciones eléctricas podrían llegar a los 26,2 TWh anuales, un incremento del 58% en comparación con los 16,6 TWh que se registrarían si las centrales siguieran en funcionamiento.
El informe también resalta un grave impacto ambiental: la emisión de dióxido de carbono se multiplicará por seis, alcanzando los 8,8 millones de toneladas de CO2 en 2035, en contraste con las 1,4 millones que se emitirían con las centrales nucleares activas. Esta tendencia refleja lo sucedido en Alemania tras su desconexión nuclear en 2023. Un análisis de Radiant Energy Group apunta que en 2024 el país germano generó 18 veces más CO2 que Francia, cuyo modelo energético sigue basándose en la energía atómica: 349 gramos frente a 19 por kWh producido.
El sector energético alemán sirve de referencia para PwC, que señala que en 2024 un 31 % de la electricidad germana procedió de plantas térmicas de carbón y gas. De haberse mantenido su parque nuclear, la generación libre de emisiones podría haber alcanzado un 94%, reduciendo drásticamente su dependencia de los combustibles fósiles.
Además del impacto ambiental, el coste de la electricidad también sufrirá importantes repercusiones. La clausura de las plantas nucleares ya elevó en 18 euros el MWh el precio medio en 2024, y la consultora anticipa que en España los consumidores sufrirán un encarecimiento similar. Sin energía nuclear, la electricidad será un 23% más costosa para los hogares y un 35% más cara para el sector industrial.
A nivel financiero, el informe prevé que el país tendrá que desembolsar cerca de 8.000 millones de euros adicionales cada año debido a la mayor dependencia del gas natural. Las centrales de ciclo combinado, que operan con este combustible, deberán asumir la producción que hoy generan los reactores atómicos, en un contexto donde el almacenamiento de energía renovable sigue sin alcanzar niveles suficientes. De hecho, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establece que España deberá aumentar su capacidad de almacenamiento hasta los 22,5 GW en 2030, lo que supone un incremento del 650% respecto a los 3 GW actuales, una meta que los expertos consideran difícil de alcanzar en tan corto plazo.