El Gobierno ha evitado confirmar si el presidente Pedro Sánchez asistirá al funeral religioso en memoria de las víctimas de la DANA, programado para el próximo lunes en la catedral de Valencia. Aunque Moncloa asegura que habrá representación gubernamental, no ha especificado quién acudirá al acto, que estará presidido por los Reyes Felipe y Letizia y contará con la presencia de varios presidentes autonómicos.
Mientras tanto, fuentes del Ejecutivo han restado importancia al homenaje religioso, subrayando que este tipo de ceremonias no son la única forma de honrar a las víctimas. Según estas fuentes, el Gobierno de España organizará, en colaboración con la Generalidad Valenciana y otras regiones afectadas, un acto civil en el momento oportuno.
El contexto reciente podría estar influyendo en la falta de claridad sobre la representación gubernamental. Los incidentes registrados durante la visita de Sánchez a Paiporta, donde tuvo que abandonar el lugar antes de lo previsto, y las tensiones vividas por la ministra de Defensa, Margarita Robles, en Catarroja, han generado un clima tenso. El descontento por el retraso en la entrega de ayudas a los afectados sigue alimentando el malestar, algo que en Moncloa no pasan por alto.
Por su parte, la Casa Real ha confirmado que los Reyes Felipe y Letizia estarán presentes en la ceremonia, que será oficiada por el arzobispo Enrique Benavent. Esta será la tercera visita conjunta de los monarcas a la Comunidad Valenciana desde finales de octubre, en un claro gesto de apoyo a las víctimas y sus familias.
La Generalidad Valenciana confirmó este jueves que aún no había recibido comunicación oficial por parte del Gobierno central sobre quién lo representará en la ceremonia. Esta situación resulta poco habitual, ya que en eventos de esta magnitud las confirmaciones suelen realizarse con antelación para coordinar las agendas de las autoridades implicadas.
La última visita de Sánchez a Valencia se produjo el día de los incidentes en Paiporta, cuando acompañó a los Reyes. Desde entonces, no ha vuelto a la región. La incógnita sobre su asistencia al funeral añade una nueva capa de incertidumbre, especialmente en un momento en el que el Ejecutivo enfrenta críticas por la gestión de las ayudas a los afectados por la catástrofe.
