Pedro Sánchez sacrifica la educación para cumplir con sus compromisos con la OTAN. El Gobierno ha recortado casi 1.000 millones de euros al Ministerio de Educación mientras ha incrementado en 4.000 millones el presupuesto del Ministerio de Defensa, según los datos de modificaciones presupuestarias hasta abril. El plan, impulsado desde Moncloa, prioriza el gasto militar a costa de partidas clave como la Formación Profesional, la Educación Infantil o la mejora de la empleabilidad de los trabajadores.
El recorte en Educación afecta directamente a programas esenciales financiados con fondos europeos que el Ejecutivo ha decidido no mantener con recursos nacionales. Entre los proyectos que desaparecen destacan los casi 450 millones para programas de recualificación laboral, 200 millones destinados a la innovación e internacionalización de la FP, y 140 millones para la creación de nuevas plazas de Educación Infantil.
Mientras tanto, el Ejecutivo ha disparado el gasto en Defensa e Industria con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB militar comprometido con la OTAN. Entre ambos ministerios suman casi 10.000 millones de euros adicionales, una cifra que se ha logrado en parte a través de reasignaciones presupuestarias desde otros departamentos.
La Educación, fuera de las prioridades del Gobierno
El Ejecutivo justifica el tijeretazo alegando que se trata de programas europeos ya finalizados, pero otros ministerios que también han perdido fondos europeos han sido compensados con dinero nacional o nuevas partidas. No ha ocurrido lo mismo con Educación ni con Ciencia, que también pierde 208 millones de euros. Es, por tanto, una decisión política, no una obligación presupuestaria.
La mayor parte del esfuerzo nacional se está concentrando en impulsar el sector militar. Sólo el programa de apoyo a la innovación tecnológica en Defensa cuenta ya con 5.100 millones de euros, el triple del presupuesto inicialmente previsto. En paralelo, el Ministerio de Defensa ha incrementado su gasto en inversiones reales, personal y renovación de equipamiento.
En total, el Gobierno ha añadido casi 20.000 millones de nuevo gasto sobre la prórroga presupuestaria, y ha hecho reasignaciones por 17.000 millones más. En ese proceso, Educación ha sido uno de los grandes perdedores.