«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
quedó en libertad en 2018

El marroquí que asesinó a tres agricultores en Navarra y Lérida fue condenado por yihadismo y puesto en libertad en 2018

Momento de la detención. Guardia Civil

Allal El Mourabit, de origen marroquí con nacionalidad española y condenado por terrorismo por la Audiencia Nacional, ha sido finalmente detenido en Francia tras meses de investigación. El individuo, de 54 años, quedó en libertad en 2018 bajo medidas cautelares, que quebrantó sin mayores consecuencias. Poco después, comenzó una macabra ruta de sangre: asesinó a tres hombres de edad avanzada en zonas rurales de Navarra y Lérida entre noviembre de 2023 y enero de 2024.

El último crimen, cometido en Vilanova de la Barca (Lérida), permitió a la Policía atar cabos. La víctima fue Ramón, un agricultor de 84 años que se encontraba podando olivos. Al no regresar, su esposa salió a buscarlo y lo halló muerto, con un fuerte golpe en la cabeza. Horas después, se supo que el asesino había huido en el Opel Astra del anciano, forzando un control policial en Ponts, cruzando Andorra y entrando en Francia.

Los indicios apuntaban a que ese mismo individuo ya había matado días antes a otros dos campesinos en Navarra. Las tres víctimas, hombres mayores, fueron atacadas con un arma tipo machete. El móvil aparente: robarles el coche —siempre un Opel Astra— para continuar su huida. La Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra trabajaron conjuntamente para rastrear sus movimientos, analizando cámaras de seguridad y vehículos abandonados. Finalmente, una imagen clara de su rostro permitió vincularlo con una vieja ficha policial: la de un islamista condenado por terrorismo en 2016.

Desde septiembre de 2023, El Mourabit se encontraba en paradero desconocido tras quitarse la pulsera de seguimiento que se le había impuesto al salir de prisión. La excusa oficial era que «no constaba actividad delictiva» durante ese tiempo. Sin embargo, ya había asesinado al menos a dos personas y estaba preparando su siguiente crimen. Dormía en descampados o en casas abandonadas y se desplazaba a pie por zonas agrícolas, actuando con total impunidad.

La detención se produjo esta semana en Occitania, al sur de Francia, gracias a la colaboración entre la Policía francesa y la Guardia Civil. El arresto no fue fácil: se mostró violento y fue necesaria una pistola Taser para reducirlo. Ahora será entregado a las autoridades españolas y puesto a disposición de los juzgados de Tudela y Lérida, que instruyen las causas por asesinato.

Aunque algunos medios ya especulan con una posible patología mental, la realidad es que se trataba de un individuo fichado por terrorismo, violento, peligroso y que no dudó en asesinar a ancianos indefensos para huir.

Una vez más, las concesiones del sistema judicial español dejan víctimas reales. Esta vez, tres ancianos que vivían de la tierra y murieron sin saber que la ley había decidido proteger al criminal, no a ellos.

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