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Chávez y Maduro cambiaron la bibliografía educativa

El modelo que inspira a Sánchez para adoctrinar a los niños en las escuelas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al tirano Nicolás Maduro. La Gaceta de la Iberosfera

Esta semana causó polémica una publicación del diario ABC en la que se constata que el Ejecutivo de Pedro Sánchez busca adoctrinar a niños y jóvenes en España a través de los nuevos libros de texto que se usarán en las aulas de primaria y secundaria a partir de este año. 

https://gaceta.es/espana/santillana-la-editorial-de-prisa-presenta-a-vox-como-un-partido-de-herencia-nazi-y-fascista-en-los-libros-de-texto-20220603-0923/

De acuerdo a lo reseñado, por ejemplo, en el libro de Geografía e Historia de la Editorial Oxford de tercero hay claras referencias hacia la Venezuela gobernada por Maduro, validando además la imagen de este como un mártir cuya revolución ha tenido que soportar los embates de las sanciones impuestas por los Estados Unidos. Y, peor aún, que la desgracia económica que se ha apoderado del país caribeño no es producto de la aplicación de las erráticas políticas socialistas del chavismo, sino que es una consecuencia directa de dichas sanciones.

“En diciembre de 2020 se celebraron unas elecciones marcadas por la escasa participación y transparencia. Tras una larga campaña de aislamiento internacional liderada por Estados Unidos contra el presidente Nicolás Maduro, el país ha acelerado su colapso económico y ha dejado a millones de venezolanos en una situación de inseguridad alimentaria, con graves casos de desnutrición. Alrededor de 5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar el país”, reza un extracto del mencionado libro, en el que se alude directamente al caso venezolano.   

Estos nuevos libros de texto que serán llevados a las escuelas de España funcionarán como un vehículo de adoctrinamiento del Gobierno socialcomunista en materias como la ideología de género, la reescritura de la historia y la validación de la eutanasia. 

Pero aquí no hay novedad. Justamente el chavismo en Venezuela ha utilizado a la educación primaria y secundaria como instrumento para ideologizar a los niños, y convertirlos en seres sin ninguna capacidad de discernimiento propio. La idea siempre ha sido la de instaurar una nueva generación de jóvenes que solo conozca el relato oficial y que además agradezca el hecho de vivir en revolución. 

El resultado no ha podido ser más calamitoso: al día de hoy el niño promedio que asiste a clases en escuelas públicas en Venezuela tiende a presentar grandes déficits en todos los ámbitos que se supone son esenciales en su formación: desde el manejo las matemáticas, pasando por el conocimiento de la historia del país y terminando en las capacidades de lectura y escritura. 

Un reporte del Instituto de Estudios Superiores Avanzados (IESA) de Venezuela no duda en calificar lo que ha ocurrido con la educación en Venezuela como una entrada de la misma en terapia intensiva, donde los indicadores tanto cualitativos como cuantitativos que se obtienen sobre la misma son de espanto. Con ello fácilmente se puede concluir que la destrucción del sistema educativo en la nación sudamericana se ha dado por diseño y exprofeso, a partir de la aplicación de las políticas chavistas. 

Así, por ejemplo, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) estimaba para 2020 que de cada 10 personas con edades comprendidas entre 3 y 24 años que debían estar en la escuela estudiando, sólo 7 de ellas estaban asistiendo regularmente a un aula de clases. Este mismo estudio refiere que en el grupo de individuos de entre 12 y 17 años, el 39% de los estudiantes presenta “rezago educativo”; esto es, que no han llegado realmente al nivel de competencias que por edad les correspondería tener.

Pero en lo que atañe específicamente al adoctrinamiento el panorama es aún más odioso. Chávez primero y después Maduro con mayor énfasis, se empeñaron –al igual que Sánchez ahora– en rehacer la bibliografía que usan los estudiantes en las escuelas públicas. Un seriado de libros escolares bautizados con el nombre de “Colección Bicentenario” apareció para buscar reprogramar la mente de los niños y jóvenes utilizando como pretexto la educación.

Así, las páginas de estos textos están repletas de referencias negativas hacia el “imperialismo” ejercido por los Estados Unidos de América, las sutiles pinceladas del lenguaje marxista que promueve la lucha de clases, las no tan veladas críticas al capitalismo moderno mediante la promoción del sistema de trueque (para supuestamente dar lecciones de matemática)  y el detestable apuntalamiento de la figura de Hugo Chávez como un héroe nacional que sostiene diálogos con el mismísimo Simón Bolívar (para explicar y re-significar la historia del país). 

La periodista venezolana Maibort Petit asoma que la iniciativa corresponde a una compleja operación de proselitismo ideológico: “La Colección Bicentenario expone, al parecer de manera deliberada, conceptos y antivalores propios de la ideología oficialista. De este modo, la educación venezolana ha dejado de responder a los criterios pedagógicos y académicos para someterse a los del proselitismo político e ideológico del chavismo y el comunismo. Todo esto a pesar de que la Ley Orgánica de Educación prohíbe expresamente el proselitismo político dentro de las instituciones educativas y los textos de enseñanza escolar. En la citada legislación se exige, por el contrario, la educación libre, plural y democrática, pero esto es simple letra muerta».

En el caso de Sánchez las sospechas siempre están abiertas. ¿Acaso sus vínculos con el chavismo van más allá de la mera colaboración que su Gobierno ha prestado al blanqueo internacional del régimen de Maduro? ¿Pretende acaso el jefe del Gobierno replicar los peligrosos programas de adoctrinamiento que la tiranía venezolana ha empleado durante los últimos años para construir una sociedad sumisa? Las señales son claras. 

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