La energía nuclear vuelve a estar de moda. En los últimos meses, muchos países han dado un giro de 180 grados en sus políticas energéticas a favor del desarrollo de las centrales nucleares, y España, decidido el Gobierno a culminar su plan de cierre de centrales, se está quedando sola en la demonización de esta fuente de energía.
La guerra de Ucrania, las subidas continuas en el precio de la electricidad y el insuficiente avance de las energías renovables han demostrado que la independencia energética y la transición hacia un modelo sostenible es imposible sin la energía nuclear.
En un contexto de creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad de fuentes de energía más limpias y sostenibles, muchos países han comenzado a reconsiderar la energía nuclear como una opción viable para garantizar su independencia energética y reducir las emisiones de carbono. Este fenómeno, conocido como el renacimiento nuclear, está ganando tracción en diversas partes del mundo, mientras que España se mantiene firme en una postura que genera aun más dudas sobre el futuro energético del país.
El renacimiento nuclear a nivel global
Países como Estados Unidos, Francia, Canadá y Corea del Sur están liderando este resurgimiento nuclear. Incluso Japón, el único país que ha sufrido tanto un ataque nuclear como un incidente en una central, ha vuelto a poner en funcionamiento reactores nucleares.
En EE.UU., el Departamento de Energía ha anunciado una inversión adicional de 900 millones de dólares en tecnología nuclear avanzada, incluyendo reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés) que prometen ser más seguros y económicos.
El gobierno de Canadá, por su parte, ha anunciado una inversión de 2,5 millones de dólares en la investigación de SMR y un nuevo informe del The Conference Board ha concluido que la construcción de una nueva planta de energía nuclear aumentaría el PIB canadiense en más de 90.000 millones de dólares y crearía miles de empleos durante la vida del proyecto.
Corea del Sur también invertirá 1.800 millones de dólares en el desarrollo de reactores avanzados de próxima generación, y en la India, el primer ministro ha asegurado que la capacidad nuclear instalada del país aumentará en más de un 70% y se construirán siete nuevos reactores en los próximos cinco años.
Europa también está siguiendo esta tendencia. Francia, un país históricamente dependiente de esta energía, ha anunciado planes para construir nuevas plantas y renovar sus instalaciones existentes, con el objetivo de mantener su liderazgo en la energía limpia.
Y en Italia, el Gobierno de Giorgia Meloni ha hecho clara su intención de reiniciar el programa nuclear. «Esperamos poder alcanzar unos 8 GW de energía nuclear para 2050, cubriendo más del 10% de la demanda eléctrica del país. Este porcentaje puede aumentar a más del 20-22% si se explota al máximo el potencial de la energía nuclear en nuestro país», aseguró en el mes de julio el ministro de Medio Ambiente y Seguridad Energética de Italia, Gilberto Pichetto Fratin.
Países Bajos, Noruega, Finlandia y Suecia también han anunciado en las últimas semanas planes para promover el desarrollo de sus reactores o la construcción de nuevos. Y un número cada vez mayor de naciones que hasta la fecha se habían opuesto a la nuclear, como Polonia, Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, ahora lo están considerando, según destaca un informe de BCA Research sobre el boom en inversión que empieza a vivir este sector.
El caso australiano
Australia, uno de los mayores productores de gas del mundo, atraviesa en la actualidad una crisis energética.
«Tras una década de producción en rápido crecimiento, Australia ahora compite estrechamente con Qatar y EEUU para ser el mayor exportador mundial de gas natural licuado (GNL). Esto es notable teniendo en cuenta que el país sólo tiene el 1,3% de las reservas mundiales», declaró Caroline Nakhle, consejera delegada de Crystal Energy en unas declaraciones recogidas por El Economista.
Los problemas de abastecimiento se recrudecieron en junio con la llegada del invierno y los precios de la energía subieron a los 30 dólares por kilojulio, la cifra más alta desde la crisis energética de 2022. Esta situación ha dado alas a la oposición que plantea un futuro energético apoyado por primera vez en la nuclear que respaldan seis de cada diez australianos, según una encuesta del centro de estudios Lowy Institute.
Peter Dutton, líder del opositor Partido Liberal de Australia, ha calificado las elecciones que se celebrarán en 2025 como un «referendo nuclear» y ha asegurado que las políticas actuales que buscan potenciar las energías renovables son ineficaces y poco fiables.
La postura española
Mientras el mundo avanza hacia un renacimiento nuclear, España sigue una dirección opuesta. El país ha decidido cerrar progresivamente sus centrales nucleares entre 2027 y 2035, en contra de las exigencias del sector.
Además, el Ministerio para la Transición Ecológica, comandado por Teresa Ribera, acaba de aprobar una fuerte subida del 30% de la tasa que pagan las nucleares para ajustar los ingresos previstos a los gastos por el nuevo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR). Este plan contempla la construcción de siete almacenes temporales para guardar los desechos nucleares durante unas décadas y un enorme cementerio nuclear definitivo para depositar los residuos para siempre.