El sindicato patriota Solidaridad ha ofrecido sus servicios jurídicos a todos los trabajadores del centro de menas de La Cantueña (Comunidad de Madrid) que han sufrido agresiones, robos y otro tipo de delitos mientras desarrollaban su labor en las instalaciones ubicadas en Fuenlabrada. Así lo ha confirmado el secretario general de la organización sindical, Jordi de la Fuente, tras los últimos episodios violentos registrados en el centro.
Según ha señalado De la Fuente, no se trata de incidentes aislados. En diversas ocasiones, el personal del centro ha solicitado apoyo y medidas de protección tras verse envuelto en enfrentamientos que han dejado como resultado vigilantes de seguridad y empleados heridos. Sin embargo, y pese a la gravedad de los hechos, el dirigente denuncia que actualmente impera «un clima de silencio absoluto», insinuando que los trabajadores podrían estar siendo presionados para no hablar.
«¿Qué está pasando para que nadie denuncie lo que ocurre en La Cantueña?», se pregunta De la Fuente, quien ha dejado entrever que podría haber amenazas o coacciones detrás de esta aparente falta de respuestas. Desde el sindicato, han reiterado que su compromiso es con la seguridad, los derechos y el bienestar de quienes desempeñan su labor en condiciones cada vez más precarias.
«La defensa de los trabajadores es una línea roja para nosotros, y no vamos a permitir que se les abandone», ha afirmado con rotundidad el líder sindical. Solidaridad se ha comprometido a brindar asistencia legal completa a todo el personal que lo solicite, y asegura que está dispuesto a «llegar hasta el final» para que se haga justicia.
En paralelo, el sindicato ha reclamado a la Comunidad de Madrid que asuma responsabilidades. De la Fuente ha aprovechado la ocasión para lanzar un mensaje político claro: «El centro de menas, donde tiene que estar, es en ningún sitio». Según su postura, los menores extranjeros no acompañados deberían ser devueltos a sus países de origen y reintegrados en sus núcleos familiares, en lugar de ser alojados en centros que, a su juicio —y según los datos—, generan inseguridad y conflictos sociales.
La situación en La Cantueña se ha convertido en un nuevo foco de tensión dentro del debate sobre la gestión de la inmigración y la protección de los menores extranjeros. Solidaridad, que ha crecido en los últimos años como alternativa sindical frente a las vinculadas al socialismo, ha hecho de este caso un símbolo de su compromiso con los trabajadores abandonados por la administración.