La reciente oleada de apuñalamientos en distintos puntos de Cataluña ha dejado en evidencia el fracaso de uno de los proyectos más publicitados por el presidente de la Generalidad, Salvador Illa, para combatir los delitos con arma blanca. Se trata del conocido Plan Daga, impulsado por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana, un macrooperativo puesto en marcha en Barcelona en 2023, que ha demostrado ser insuficiente para frenar el aumento de los ataques con cuchillo.
En apenas una semana, cerca de cinco personas han resultado heridas o han perdido la vida tras ser apuñaladas en las calles y terrazas de la capital catalana. Entre los casos más alarmantes, destaca el de dos hombres que asaltaron a una mujer en plena vía pública a las cinco de la madrugada, le provocaron una herida en la pierna con un arma blanca y, posteriormente, la violaron. La semana concluyó con un nuevo episodio de violencia en el puerto deportivo de Roda de Berà, donde un hombre murió poco después de recibir una puñalada en el pecho.
En este contexto, si bien el Plan Daga permitió confiscar 11.500 armas blancas en Cataluña, sólo en los primeros meses de 2025 ya se han registrado más de una decena de apuñalamientos. No obstante, el aparente éxito alcanzado en 2024 ha llevado a ampliar su aplicación a ciudades como Tarragona, Lérida y Gerona, lo que también ha derivado en la apertura de más de seis mil expedientes.