La ganadora del reality de Telecinco proclama su admiración por Ada Colau e Iglesias y ofrece la solución definitiva al desafío separatista catalán.
Si alguna vez han caído en la tentación de ver Gran Hermano les sonará el nombre de Fresita. Si este no es el caso, aquí va un breve resumen. Nuria Yáñez, una joven aniñada de voz dulce, entró en la quinta edición del reality de Telecinco y se alzó con el maletín. Se peleó con Aída Nízar, con una vaca y conoció a su primer amor entre las cuatro paredes de Guadalix.
Pero Fresita ha crecido, ha aparcado su inocencia y está dispuesta a dar un paso adelante para salvarnos a todos del desastre. En una entrevista con Outdoor, la ganadora de GH ha confesado su admiración por el mundo Podemos: “Necesitamos un cambio. Soy muy de Ada Colau. Cuando yo luchaba por sacar adelante mi negocio, Ada Colau estaba atándose a los pisos para que no desahuciaran a la gente. ¿Quién defiende a los trabajadores que son despedidos cuando los dueños van en BMW? ¿Y los bancos? Que llevan sobres B, como los de Bárcenas. Que Ada Colau haga las cosas bien o mal es una cosa, pero yo la admiro. Pablo Iglesias también está demostrando que tiene que haber un cambio. Que lo hagan bien o mal… Quizá ya no les dejan”.
Su visión del mundo y la vida, que algunos podrían tachar de infantil, casa perfectamente con el discurso podemita y en un momento de la entrevista, renegando de su pasado de estrella mediática y disfrazando su esencia ‘posh’, la catalana se pone reivindicativa: “¡Es que ya no podemos más! No puede haber 30 locales vacíos en un pueblo de familias caciques, que están arruinando a los pobres. Este país necesita un cambio. Ya basta de corbatas y Borja Maris y Pocholos. Estamos tocando la mierda. Tengo conocidos que lo están pasando muy mal”.
Tiene la solución para Cataluña
Fresita también tiene la solución para el conflicto con Cataluña. Al igual que el partido que idolatra, sus medidas se basan en mostrarse equidistante y exigir diálogo a las partes: “Yo soy hija de padres andaluces y vivo en Cataluña. Quiero que haya un diálogo y podamos ser todos felices, por favor. Me encanta Cataluña, pero me siento española”.
Una de cal y otra de arena. Tras darle un toque al Gobierno central, que considera que ‘’tiene culpa’’, culmina su argumento con un tirón de orejas a los Pujol, ‘’que también han robado’’. “No quiero independencia, quiero diálogo. Quiero lo mejor para Cataluña y lo mejor para España. Y ya está”, zanja.
Además comparte con los lectores de la entrevista que la aplicación del 155 ya está teniendo los primeros efectos: “Todo esto se está notando en el consumo y en el turismo. Está afectando a Barcelona y Salou, que es mi pueblo, y no quiero que los turistas se sientan incómodos en ciudades tan maravillosas”. Por supuesto, nada que ver el golpe del separatismo y el referéndum ilegal, ni que después de este último episodio negro de nuestra democracia más de 2.000 empresas hayan decidido mudarse.
Si el PP tuvo a Norma Duval y el PSOE a Concha Velasco… Podemos, con permiso de Paula Vázquez, aquí tienes a tu musa.
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