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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El futuro de Cataluña, entre la negociación y el 155

Los cambios de planes de Puigdemont dejan ver que algo se está moviendo entre Madrid y Barcelona. ¿Se está negociando o es trabajo institucional?

La situación en Cataluña ha vivido este jueves una situación dantesca que ha llevado a que el presidente regional, Carlos Puigdemont, variase hasta en cuatro ocasiones los compromisos de comparecencia a los que se había comprometido. Esta circunstancia ha hecho que corran todo tipo de rumores y teorías a través de los medios de comunicación y de las redes sociales.
Pero la realidad es que forma parte de un plan, el de Puigdemont, para acabar con la situación de bloqueo del proceso de ruptura de la unidad de España. Este final solamente puede ser uno de los siguientes: que se declare la independencia y el Gobierno aplique el artículo 155 de la Constitución, que se de marcha atrás y se reestablezca la legalidad en Cataluña y que los responsables de la situación ilegal sean castigados o que el presidente catalán busque una opción intermedia que le permita salvarse de las consecuencias de sus actos.
Es imposible conocer la realidad, pero sí que se puede analizar la situación basándonos en los datos que se tienen hasta el momento.
Lo primero que quedó claro este jueves tras la breve comparecencia de Puigemont a las cinco de la tarde fue que estaba lanzando un mensaje a la comunidad internacional. Nuevamente alegaba que frente a la acción impuesta del Gobierno, su intención ha sido siempre la de negociar. Pero no ha tenido ningún género de duda a la hora de intentar imponer un referéndum ilegal e intentar una separación del territorio en contra de la legalidad española.
También hay que tener en cuenta que en la tarde de este jueves, un diputado de ERC ha introducido una urna en la sede del Parlamento. Una acción que no ha pasado desapercibida y que ha dado lugar a pensar que sea un intento, por parte de Puigdemont, de plantear una votación secreta de la DUI en la que algunos miembros de JxSí voten en contra y se evite su entrada en vigor.
Si esto ocurre, estaríamos ante un escenario nuevo en el que habría que saber si se debe a una maniobra tras un pacto con el Gobierno de Rajoy, a cambio de alguna de las reivindicaciones del líder separatista, o si es un simple acto de cobardía de unos políticos a los que se les ha ido de las manos una situación en la que no pensaban llegar tan lejos.
Pero no podemos dejar de plantearnos ¿qué le habría ofrecido a cambio de parar el proceso separatista en presidente Rajoy si se ha producido una negociación? No lo sabemos, pero sí que conocemos las cuatro exigencias de Puigdemont en el supuesto de una negociación con el Ejecutivo de España. La primera consistía en no aplicar el artículo 155, la segunda era la libertad de los líderes de ANC y Òmnium, la terdera consisitía en “domesitcar” la actuación de la Fiscalía General del Estado en sus actuaciones contra el separatismo, y la cuarta pretendía la retirada de la Policía Nacional y la Guardia civil desplazada a Cataluña.
De estas reivindicaciones, las más fáciles serían la salida de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart de la cárcel y la retirada paulatina de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridada del Estado de la comunidad autónoma. Además, en caso de que se parase la DUI, no se aplicaría el artículo 155 y se frenaría la acción de la Fiscalía. Es decir, que en caso de negociación, Puigdemont sacaría adelante todas sus exigencias, pero ¿cómo se garantizaría al Gobierno el freno del separatismo?
En cualquier caso, lo único que podemos tener claro es que Puigdemont tiene una perentoria necesidad de ganar tiempo y, ante la actuación indecisa del Gobierno y sus dilataciones del proceso, lo está consiguiendo. Mientras tanto, los adoctrinadores de TV3 y la escuela catalana siguen trabajando contra la unidad de España.
Y lo que es más peligroso, los elementos separatistas radicales, los miembros de la CUP, Arran, Òmnium y ANC, siguen campando a sus anchas en las calles e imponiendo la presencia separatista. Por eso, si el Gobierno de España está negociando ¿qué gana España?
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