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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El futuro de las pensiones: cada vez más incierto

La crisis económica que sufre España desde el año 2007 ha ido poco a poco debilitando los distintos pilares básicos del Estado de bienestar y de la economía española. Las prestaciones por jubilación con cargo a la Seguridad Social es uno de ellos y su futuro es cada día más impredecible. En consecuencia, sistemas privados complementarios, como los planes de jubilación, se han convertido en una alternativa cada vez más real y en una demanda expresa del Fondo Monetario Internacional (FMI) al Gobierno español.

En la actualidad, la edad legal de jubilación en España está fijada a los 65 años y 5 meses, una edad que puede verse reducida a los 65 años en el caso de aquellos trabajadores que hayan cotizado más de 36 años y tres meses. La reforma de las pensiones aprobada en 2012, durante el mandato socialista, preveía un retraso progresivo de la edad de jubilación hasta llegar a los 67 años. Para lograr dicho objetivo, esta edad se incrementará de manera gradual en un mes y medio hasta 2018 y en dos meses a partir del año que viene hasta llegar, en 2027, a los 67 años.

En el panorama a nivel europeo, las cifras experimentan ligeras variaciones y en algunos países existen diferencias también entre la edad a la que se jubilan los hombres y a la que se jubilan las mujeres. Alemania se encuentra entre los países donde la edad de jubilación es más baja, a los 63 años. En países como Eslovenia o Bulgaria, la jubilación está fijada a los 64 años. En el caso de este último, la edad varía según el sexo, siendo en el caso de las mujeres a los 61 años. En Francia la edad de jubilación es a los 65 años, en Portugal a los 66 y en Italia a los 66 años (en el caso de este último, la edad de jubilación subirá, tanto para hombre como para mujeres, a los 67 años en 2021). En Grecia, igual que en Noruega, la edad de jubilación está fijada a los 67 años, siendo esta la edad de jubilación más tardía de toda Europa.

Sin embargo, existe una diferencia entre la edad de retiro legal y la edad de jubilación real, o efectiva, que en el caso de España se sitúa en los 62 años, según los datos de la OCDE. Uno de los motivos principales que explicarían esta variación entre los términos legales y los reales tiene que ver con las jubilaciones anticipadas. Por otra parte, España es uno de los países europeos que más gasta en pensiones y es también uno de los países donde los trabajadores, una vez jubilados, mantienen un mayor porcentaje de su sueldo. En 2014, España destinó a las pensiones un 12,8% de su Producto Interior Bruto (PIB), lo que supone tres puntos más que en 2008, año en el que dedicada un 9,3% de su PIB. Así, en la actualidad España dedica más partida de su PIB a las pensiones que otros países como Alemania o Reino Unido. Sin embargo, dedica menos que Francia e Italia.

En este contexto, el FMI ha pedido limitar la subida de las pensiones españolas al 0,25% y ha instado a que estas sean acompañadas de planes privados, unas medidas que no tendrían en cuenta la evolución de los precios ni la situación económica del país. Las subidas no estarían así vinculadas a la inflación sino al índice de revalorización (como introdujo la reforma de 2013). Como consecuencia, se produciría una reducción en las cuantías ligadas a estas prestaciones, motivo por el cual el organismo europeo sería favorable a aumentar a edad de jubilación y a que se promueva un “ahorro complementario”, es decir, en planes de pensiones.

Según un estudio realizado en 2013 por miembros de la Universidad de Extremadura y la Universidad CEU San Pablo sobre los distintos aspectos que intervienen en la decisión de los individuos a la hora de participar en carteras de inversión para preservar sus ahorros y complementar sus percepciones públicas de la Seguridad Social una vez jubilados, el 81% de los inversores “no son conscientes o no valoran suficientemente la necesidad de contar con un Plan de Pensiones en su cartera de inversión, frente a un 19 por 100 que sí es consciente de esta necesidad de complementar su pensión pública de jubilación a través de un sistema privado de ahorro”.

Este estudio muestra también que el 47% de los inversores en Planes de Pensiones se encuentran en un rango de edad entre los 50 y los 60 años, y el 44% se localiza entre los 40 y los 50 años. En cuanto al sexo, el informe concluye que en el 68,71% de los casos, el inversor principal en Planes de Pensiones es hombre.

Los resultados obtenidos en este estudio confirman además la teoría del ciclo vital: “a medida que la edad aumenta, la necesidad de complementar una situación cercana es más evidente”.

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