La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) ha pedido al nuevo ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que solucione los problemas con que se encuentran los agentes en el Estrecho con las bandas de narcos, que hacen que en la zona haya «vía libre para los malos».
AEGC advierte de que la frustración de los agentes está llegando a «su estado máximo» y expone una serie de problemas con los que se enfrentan en el día a día, incluyendo la falta de relevos de los guardias, que acaban generando un sentimiento de desencanto a nivel laboral y personal.
Hace hincapié en las dificultades a la hora de requisar efectos a los narcotraficantes dentro de un sistema «desbordado» a nivel de juzgados, depósitos judiciales, organismos y empresas colaboradoras, con una alta burocracia, una mala gestión y la falta de colaboración para hacerse cargo de ellos.
«Cuando logramos decomisar géneros tenemos problemas para depositar el vehículo recuperado, la droga o el combustible aprehendido y nuestra jornada se alarga buscando una solución temporal, la mayoría de las veces recurriendo a favores personales», afirman desde la AEGC.
En ocasiones, esos contactos no son suficientes y los agentes no pueden requisar la gasolina o las embarcaciones de los narcos porque no tienen dónde llevarlas, con lo que las deben precintar en el mismo lugar que las encontraron y acaban siendo robadas por los propios delincuentes.
En el caso del combustible, denuncian las trabas a la hora de transportarlo y almacenarlo, de modo que se da la circunstancia de que se localizan embarcaciones con gasóleo para las «narcolanchas» o depósitos con miles de litros que no se pueden requisar al no disponer de un lugar habilitado para guardarlo.
Los agentes se limitan entonces a poner una sanción administrativa y a denunciar a los narcotraficantes, a los que dejan marchar «con el consecuente riesgo para la vida de todos».
Concretamente, denuncian que la Junta de Andalucía no hace nada en el puerto de La Atunara de La Línea de la Concepción, donde «todos saben que los narcos almacenan gasolina».
La AEGC explica que se encontró una solución temporal a este problema judicializando las aprehensiones de grandes cantidades de combustible, pero tampoco ha resultado efectivo porque las empresas colaboradoras como la refinería de Cepsa no tienen capacidad para almacenar más a la espera de un auto de destrucción del juez que tarda mucho en llegar.
En el Estrecho, continúa, hay además un «grave problema social» a raíz del narcotráfico, que está generando un alto grado de violencia en una sociedad «que se va acostumbrando a convivir o vivir de los narcotraficantes».
Por ello, la asociación pide «a los nuevos responsables que terminen con la dejadez y la desidia por parte de las administraciones, porque el desánimo, la desesperación y desilusión de los compañeros les está llevando a abandonar la comarca y llegará un momento que no quede nadie para seguir sacándoles las castañas del fuego».