Una de las razones por las que Estado Islámico prohibió que se hablase de la muerte del autoproclamado califa Abu Bakr al Baghdadi fue la de evitar quen se abriese una guerra para su sucesión.
La censura impuesta en los territorios que aun mantiene ISIS bajo su control no ha servido de nada y ya son dos los dirigentes islamistas que se postulan para su sucesión.
Son dos antiguos oficiales del ejército iraquí en tiempos de Saddam Hussein. El primero es Iyad al Obaidi, considerado el responsable máximo militar del grupo terrorista y tiene 50 años. El segundo es Ayad al Jumaili, responsable de la seguridad interior de los territorios, tiene 40 años y siempre ha servido a la sombra de Al Obaidi.
Ambos desertaron del Ejército iraquí cuando Estados Unidos invadió su país y se sumaron a la insurgencia salafista en 2003. En 2015 los dos aspirantes lograron entrar en el núcleo más próximo de Al Baghdadi y adquirieron importantes responsabilidades.
Según los servicios de inteligencia occidentales, será Al Obaidi quien asuma la responsabilidad de dirigir al grupo terrorista. Las razones de que sea el sucesor de Al Baghdadi son dos principalmente. La primera es que la mayor parte de los combatientes de ISIS en Iraq y Siria le reconocen como su jefe natural, la segunda es que ha conseguido hacerse fuerte en la ciudad de Hawija (Iraq), donde podrá establecer la nueva capital de ISIS. Frente a ello, Al Jumaili solamente cuenta con el apoyo de una parte de los clérigos islamistas y no controla personalmente ningún territorio sobre el que asentar el mando efectivo.
Esto es el triunfo de la rama militar frente a la religiosa. Algo que los analistas consideran la prueba clara de que tras la caída de Mosul, Raqa y los territorios arrebatados a ISIS tras las últimas ofensivas en Siria e Iraq, la principal preocupación de los terroristas es la defensa armada del escaso territorio que todavía conservan. Por eso, la opción que parece imponerse es la de Al Obaidi.
Otra de las conclusiones que mantienen los expertos sobre islamismo, como es el caso de Hisham al Hashimin, es que de producirse un relevo al frente de ISIS, el sucesor no mantendrá el título de califa, sino que adoptará el de emir.
Una decisión que viene determinada por dos causas. La primera es que no pertenecen al mismo linaje que Al Baghdadi, al que se considera entre los descendientes de Mahoma. Además, ninguno de los dos es experto en teología islámica, lo que les hace ser meros gestores militares, no clerigos.
La segunda es que ISIS ha perdido lo que se denomina Ardh al Tamkeen, es decir, un territorio sobre el que ejercer su poder religioso, político y militar. Con las pérdidas territoriales que viene sufriendo el “califato”, ha perdido el espacio necesario para mantener ese título.
Finalmente, la decisión de nombrar al sucesor de Al Baghdadi recae en la Shura, que es un consejo de ocho miembros a los que se considera “sabios en el islam”. En ellos reacae la decisión de nombrar al sucesor. Una decisión que se demorará varias semanas ya que por motivos de seguridad no se pueden reunir físicamente y serán sus emisarios los responsable de reunirse para trasmitir su decisión.
Los expertos consideran que esta cuestión también beneficia a Al Obaidi, ya que todo apunta a que la reunión de los emisarios de la Shura se producirá en Hawija, una ciudad que está completamente bajo su control.
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