Los aspectos sociales que se sabe que modulan el estrés, como el estado civil y el desempleo, pueden aumentar el riesgo de sufrir un infarto.
Las enfermedades psiquiátricas y el estrés emocional aumentan el riesgo de infarto de miocardio con arterias coronarias normales o sin obstrucciones significativas y empeoran su pronóstico, según un estudio del Hospital de Getafe que se ha presentado este lunes en el Congreso Europeo de Cardiología.
La mayoría de infartos de miocardio se producen por la obstrucción de las arterias del corazón causada por un coágulo (trombo) que se produce sobre un estrechamiento (placa de ateroesclerosis) lo que impide el paso del flujo sanguíneo.
Pero hay otro tipo de infarto en el que no existe esta estenosis severa: el infarto de miocardio con arterias sin lesiones obstructivas.
Este grupo de infartos, más frecuente de lo que se creía y que supone entre un 5 y un 13 % del total, tiene un mecanismo diferente al ataque de corazón habitual: espasmo, disección o rotura de las arterias del corazón, coágulos que se disuelven, daño en las arterias más pequeñas (daño microvascular) o miocardiopatía de estrés (también conocido como síndrome de Takotsubo).
El estudio presentado analizó datos de 63 pacientes con infarto no obstructivo ingresados en Hospital de Getafe durante 2 años en comparación con un grupo de pacientes consecutivos diagnosticados de infarto de miocardio relacionado con arterias coronarias con lesiones obstructivas (el infarto habitual).
Los médicos registraron información específica sobre aspectos sociales que se sabe que modulan el estrés, como el estado civil, desempleo o trabajando en turno de noche (actualmente o en el pasado), el uso de drogas ilegales o la práctica de deportes.
También incluyeron otras características emocionales como enfermedades psiquiátricas, dolor de cabeza crónico o el reconocimiento del estrés emocional.
«El 29 % de los pacientes con infarto de miocardio sin lesiones coronarias obstructivas significativas tenían historia de enfermedad psiquiátrica y casi el 80 % reconocían una situación de estrés emocional previa al infarto. Por el contrario, en los pacientes con infarto agudo de miocardio y lesiones obstructivas (el infarto habitual) sólo tenían historia psiquiátrica en el 11 % de los casos y de estrés, en el 30 %», ha explicado Joaquín Alonso Martín, cardiólogo del Hospital de Getafe.
Sobre los aspectos sociales, paradójicamente, la tasa de trabajo en turno nocturno fue mayor en el grupo obstructivo (32,3 versus 65,3 %) y el estudio sólo encontró una tendencia de mayor proporción de personas solteras (13,8 % versus 5,19 %).
Ni practicar deportes (50,8 % vs 51,8 %) ni usar drogas ilegales tuvieron diferencias significativas, según el estudio.
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