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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Italia forma el primer Gobierno netamente soberanista de Europa Occidental

Sucedió: Italia ya tiene el primer gobierno netamente soberanista -‘populista’, no vamos a discutir por una palabra- de Europa Occidental.

Pudo suceder en Holanda, estuvo a punto de suceder en Austria -donde los ‘populistas’ del FPÖ han entrado en el Gobierno del conservador Sebastian Kurz-, y se ha hecho lo imposible para que no sucediera en un miembro del peso, la solera y la importancia de Italia, pese al resultado de las elecciones.
El presidente de la República, Sergio Mattarella, actuando más que probablemente a mandado de Bruselas, trató en dos ocasiones de imponer un quinto gobierno ‘técnico’ (es decir, europeísta); la primera vez, alegando que los dos partidos mayoritarios no lograban ponerse de acuerdo; la segunda, amparándose en que el propuesto ministro de Economía y Hacienda, Paolo Savona, era un euroescéptico que ponía nerviosos a los mercados, llegó a convocar al ex FMI Carlo Cottarelli.
Pero el peligro quedó conjurado, Mattarella tuvo que ceder y Savona entra, aunque como ministro de Asuntos Europeos (¡je!) en lugar de como ministro de Economíoa en el Ejecutivo presidido por el profesor Giuseppe Conte.
Los líderes de los dos partidos más votados, el Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte, entran también en el gabinete: Luigi di Maio como viceprimer ministro y ministro de Trabajo y Desarrollo Económico, y Matteo Salvini como viceprimer ministro y ministro del Interior; es decir, ambos como iguales. Quizá porque las encuestas de intención de voto muestran cierta caída del M5E y subidas de la Liga.
Lo divertido es que el desafío final de Mattarella no ha servido para nada: el nuevo ministro de Economía, elegido en lugar del Savona vetado por euroescéptico, es también euroescéptico. Se trata de Giovanni Tria, de 69, del que se esperaba que fuera más ‘moderado’ que Savona, una ilusión que se reflejó en la alegría con que los mercados recibieron su nombramiento.
Pero no cayó esa breva; en todo caso, Tria es más, no menos receloso del euro que Savona. Y a los periodistas les hubiera bastado con leer su blog personal. Aquí va un párrafo:
«Veremos, pero basándonos en la información de que disponemos hoy, presentimos que el voto por el Brexit no fue tan irracional como se ha descrito. Nuestro problema, sin embargo, es Europa, no el Reino Unido, y el hecho de que la regulación europea no nos permita actuar rápidamente en una crisis bancaria que no es solo italiana y que corre el riesgo de nuevo de volverse sistémica (y es interesante que a raíz del Brexit los bancos europeos tengan mucho más que perder en su valor bursátil que los bancos británicos) es prueba del hecho de que es en la UE donde está prevaleciendo la irracionalidad, no en el Reino Unido. Y, en cualquier caso, la verdadera pregunta sigue siendo clara como una casa: ¿por qué la eurozona crece mucho menos que el Reino Unido?».
Con este gobierno, Salvini demuestra que va totalmente en serio, y que la lucha por el futuro de Europa va a ser a muerte. ¿Significa eso que la Unión Europea está desahuciada, que se acerca su fin? No necesariamente.
En principio, nadie habla de salirse de la Unión, ni siquiera del euro… por ahora. Pero sí de replantear su deriva en los últimos años. La UE se ha convertido en un acuerdo que perjudica cada vez más a unos socios en favor de otros (adivinen ustedes) y, sobre todo, los recortes de soberanía y el avance descarado y sin disimulos hacia eso que tanto desea nuestro Rivera, los Estados Unidos de Europa, completamente a espaldas de los propios europeos, tiene revuelto el panorama electoral del continente.
Es, pues, un clavo más en el ataúd del consenso socialdemócrata de posguerra. Basta echar un rápido vistazo al panorama parlamentario hoy con respecto a diez años atrás y el efecto es impresionante. Los partidos tradicionales, los que llevan medio siglo turnándose en el poder como ‘izquierda’ y ‘derecha’ pero con premisas ideológicas idénticas, retroceden en todos los frentes; la socialdemocracia, especialmente, se despeña.
Lo del Italia no es el fin, ni siquiera el principio del fin. Lo de Italia significa, simplemente, que hay partido.

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