Este miércoles los periodistas y los políticos se van a cenar al hotel Palace. La asociación de periodistas parlamentarios entrega los premios 2023 a los diputados del Congreso en distintas categorías. Destaca «Emilio Castelar al mejor orador» en la que aparecen nominados, entre otros, Gabriel Rufián y Óscar Matute, de Bildu. También está el premio a la «mejor relación con la prensa» en la que Borja Sémper y Mertxe Aizpurúa parten como favoritos.
Hay que recordar que la portavoz de Bildu fue condenada en 1984 a un año de prisión e inhabilitación por apología del terrorismo como directora de la revista Punto y Hora de Euskal Herría, cuya empresa editora, por cierto, era la misma que la de Egin, órgano de propaganda etarra del que Aizpurúa fue redactora jefe sirviendo a los intereses de ETA.
No hay que engañarse: la diputada de Bildu ejerció el periodismo como una prolongación de la misma lucha que libraban a tiros en la nuca y bombas accionadas a distancia sus compañeros gudaris. Aizpurúa fue condenada por publicar un editorial en la revista citada titulado “Por los gudaris de ayer y de hoy”, así como una entrevista al hermano de un miembro de ETA que murió por manipular una bomba.
La sentencia analiza el párrafo introductorio de la entrevista redactada por Aizpurúa, a la que acusa de realizar una «justificación a diversos militantes de ETA» y hacer «una proclama revolucionaria en defensa de la lucha de tal organización armada».
Felizmente Egin fue cerrado en 1998 por orden del juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, que calificó el periódico como el «cuarto frente» de ETA. De esta etapa destaca la portada que el diario proetarra dedicó a José Antonio Ortega Lara cuando fue liberado tras 532 días de secuestro: «Ortega vuelve a la cárcel».
Hoy Aizpurúa ha sido designada por los periodistas que componen la asociación como ejemplo de relación con la prensa. En realidad, la proporción de diputados de Bildu nominados es altísima. De los seis diputados que tienen en el Congreso, tres de ellos han sido incluidos en los premios, pues a Matute y Aizpurúa se suma Jon Iñárritu en la categoría «parlamentario 2.0», de significado confuso.
Desde luego, este proceso de blanqueamiento del brazo político de ETA («Bildu fue auspiciada por la misma ETA», sentenció el Supremo en 2011 anulando 254 listas por sus vínculos con la banda terrorista) no es nuevo. La fundadora de UPyD, Rosa Díez, denunció la connivencia, cercanía y complicidad de parte de la prensa con Bildu la pasada legislatura: «Las caras sonrientes de los periodistas rodeando a la portavoz de Bildu, el partido albacea de ETA, defensor de su memoria de terror, cómplice por ocultación de 379 crímenes de ETA aún sin juzgar. Asco».
Visto por ahí. Las caras sonrientes de los periodistas rodeando a la portavoz de Bildu, el partido albacea de ETA, defensor de su memoria de terror, cómplice por ocultación de 379 crímenes de ETA aún sin juzgar. Asco. pic.twitter.com/T18GxKrg5w
— Rosa Díez (@rosadiezglez) April 29, 2022
Más reciente es el pacto entre el PSOE y Bildu por el cual Pedro Sánchez entrega la alcaldía de Pamplona al partido de Otegui. Esta semana el ministro Óscar Puente señalaba que Bildu tiene derecho a la participación política «como el que más».
Ese derecho, por supuesto, no sólo se lo reconoce el PSOE. Borja Sémper, que compite con Aizpurúa como diputado que mejor se lleva con la prensa del Congreso, afirmó en 2013 que el futuro del País Vasco «se tiene que construir también con Bildu» y que «Bildu no es ETA».