«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
el centro considera que ya no es viable ni conveniente

La Complutense cancela el máster de Begoña Gómez porque produce pérdidas económicas y un impacto negativo para la universidad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez, a su llegada a la entrega del Premio Donostia, en el Festival de Cine de San Sebastián. Raúl Terrel

La Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha decidido cancelar el Máster de Formación Permanente en Transformación Social Competitiva, dirigido en parte por Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno. Esta medida ha sido motivada tanto por las pérdidas económicas como por el impacto negativo en la reputación de la institución. La universidad considera que la continuidad del máster ya no es viable ni conveniente.

La UCM había lanzado el máster confiando en su potencial y esperando una fuerte demanda, pero la realidad fue muy diferente. Según la Comisión de Formación Permanente, el interés previsto no se materializó, y los hechos no han respaldado las expectativas iniciales. Este fracaso académico y económico se suma a un «notorio» deterioro de la imagen del centro, que sigue afectado por los problemas de prestigio derivados de varios procesos judiciales relacionados con el programa.

La investigación judicial, llevada a cabo por el Juzgado de Instrucción 41 de Madrid, examina si se cometió un delito de tráfico de influencias en la creación de la cátedra bajo la cual se organizaba este máster. Tanto Gómez como el rector de la universidad, Joaquín Goyache, están bajo investigación. A pesar de que el máster podría haber continuado sin la cátedra, la UCM ha decidido no seguir adelante con él.

Uno de los factores que ha influido en esta decisión es el limitado interés mostrado por los estudiantes. Desde 2020, cuando se lanzó el máster, sólo se realizaron cuatro ediciones presenciales, de las cuales una fue cancelada por falta de alumnos. De las restantes, que ofrecían 20 plazas cada una, sólo lograron reunir 10 y 14 alumnos, mientras que las convocatorias online ni siquiera llegaron a celebrarse por falta de inscripción.

Desde una perspectiva financiera, la universidad también ha salido perdiendo. Los ingresos generados por el máster han sido mínimos, mientras que los recursos invertidos en su funcionamiento, como el uso de instalaciones y equipos, han sido significativos. Los estudiantes pagaban 7.200 euros por matrícula, de los cuales la UCM recibía apenas un 15% en forma de canon, cantidad insuficiente para cubrir los costes tanto directos como indirectos que implicaba su mantenimiento.

En resumen, la UCM ha decidido cerrar este programa por su baja viabilidad económica y la escasa demanda, junto con el daño reputacional que ha provocado, lo que considera una decisión «coherente» en el contexto actual.

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