En una entrada publicada en su página web, la diócesis a cargo de Mons. Juan Antonio Reig Pla cita algunos ‘reveladores’ párrafos contenidos en el manifiesto de la huelga.
Después de que el arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, pronunciase la pasada semana unas ambiguas declaraciones sobre la huelga feminista del 8 de marzo, la diócesis de Alcalá de Henares se ha afanado por arrojar algo de luz sobre el asunto. Así, en una entrada publicada en su página web, explica por qué los católicos no deben secundar la reivindicativa movilización.
En la publicación, la diócesis a cargo de Mons. Juan Antonio Reig Pla cita algunos ‘reveladores’ párrafos contenidos en el manifiesto de la huelga. Por ejemplo, ése en el que se asevera que la movilización se ha convocado ‘para ser dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestras decisiones. Para que el Estado garantice, la sociedad respete y la Iglesia no se meta’.
En este sentido, la diócesis de Alcalá de Henares reproduce un extracto del documento en que se percibe, con diáfana claridad, la estrecha relación existente entre la huelga feminista y la anticristiana ideología de género: ‘Para que la educación sea pública, laica y con currículos feministas donde se transversalice la perspectiva de género en todas las disciplinas’.
Asimismo, la web diocesana – ante las equívocas declaraciones del arzobispo de Madrid y del secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo – ilustra el apoyo de las promotoras de la huelga a la despenalización total de la eufemísticamente llamada ‘interrupción voluntaria del embarazo’: ‘Para que el aborto esté fuera del Código Penal y se reconozca como un derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Que se respete la autonomía de las mujeres de 16 y 17 años y se garantice su realización en la red sanitaria pública para todas-todas-todas las mujeres. ¡Aborto libre, seguro y gratuito’.
Por una verdadera teología de la mujer
En la entrada publicada, también se recogen algunos fragmentos de la intervención del obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, durante la presentación del libro La teología feminista. Significado y valoración. En este acto, el prelado refuta los dogmas sobre los que se asienta el feminismo actual.
Así, en la esclarecedora y lúcida intervención, rechazó la falaz idea de que no existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres, así como la aversión a la maternidad profesada por los movimientos feministas: ‘La diferencia sexual no es un accidente, es constitutiva de la persona. Somos persona-varón o persona-mujer por voluntad de Dios, y desde esa diferencia somos llamados al amor. Nuestro cuerpo tiene una dimensión nupcial; está creado para el don, para amar, y en el ámbito del matrimonio se hace lenguaje del amor en el abrazo conyugal abierto a la posibilidad del don de una nueva vida’.
‘Como hemos visto, en la teología feminista radical los testimonios de la revelación ya no son fundamento y norma para exponer la dignidad de la mujer; más bien una determinada comprensión de la emancipación se convierte en la clave hermenéutica única y últimamente válida para la interpretación tanto de la Escritura como de la Tradición; es una forma de hacer teología desde el punto de vista del feminismo, es decir, desde presupuestos ideológicos. La enseñanza de la Iglesia es radicalmente distinta, pues propone el estudio teológico de la cuestión a la luz del designio amoroso de Dios: es lo que el Papa Francisco ha llamado una teología de la mujer’, sentencia Mons. Reig Pla.
Divergencias en el seno de la Iglesia
La postura de la diócesis de Alcalá de Henares es – acaso felizmente – opuesta a la del resto de la jerarquía católica española. No en vano, el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, expresó la pasada semana el respaldo de los obispos a las reivindicaciones del 8M, ‘especialmente en lo que toca al atropello de la dignidad de la mujer’.
Más desconcertantes aún se antojaron las palabras, casi blasfemas, del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro: ‘Lo comprendo. Hay que defender sus derechos. Lo haría también, lo hace también, la Santísima Virgen María’, aseveró el cardenal.
Para explicar estas declaraciones, sólo caben dos hipótesis: o bien que los obispos comparten las reivindicaciones anticristianas y abortistas de las convocantes de la huelga, o bien que hablaron sin una lectura previa del manifiesto que establece los fundamentos y propósitos de aquélla. La segunda de las opciones es, sin duda, menos inquietante que la primera.
