«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El acusado le propinó puñetazos, tirones de pelo, patadas y hasta un intento de estrangulamiento

La Fiscalía pide 25 años de prisión para un marroquí que dio una paliza de muerte, violó y robó a una mujer de 60 años en Canarias

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Europa Press

La Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife ha solicitado 25 años de prisión para un inmigrante ilegal marroquí acusado de delitos de extrema gravedad, incluyendo agresión sexual con violencia brutal, lesiones físicas y psicológicas, robo, amenazas y detención ilegal. Además, reclama una indemnización de 40.000 euros a la víctima por las lesiones y secuelas sufridas, así como el pago de los gastos médicos derivados de su tratamiento.

El juicio se celebrará la próxima semana en la Audiencia Provincial, distribuyéndose en dos sesiones los días 16 y 17 de diciembre. Durante el proceso, se analizarán pruebas visuales obtenidas tanto dentro como fuera del lugar donde ocurrieron los hechos, que tuvieron lugar el pasado 4 de enero de 2023 en un céntrico edificio de la capital tinerfeña.

Según el relato de la Fiscalía, el agresor, que se encontraba en situación irregular en España, siguió a la víctima, una mujer de 60 años, hasta las oficinas donde trabajaba. Esperó a que se despidiera de una compañera para abordarla en la puerta de la oficina, aprovechando el momento en que esta subía la reja exterior con un mando eléctrico. El hombre irrumpió con violencia, empujándola al interior del local, donde cerró la puerta con llave para evitar que escapara o alguien más pudiera entrar.

Una vez dentro, el acusado sometió a la mujer a una paliza extremadamente violenta, propinándole puñetazos, empujones, tirones de pelo, patadas y hasta un intento de estrangulamiento. Las lesiones más graves se localizaron en la cabeza y el rostro, aunque también sufrió daños en el pecho, extremidades y otras partes del cuerpo. Según el Ministerio Público, «la violencia empleada fue cruel y desproporcionada, dado que el agresor, más joven y fuerte, no necesitaba emplear tal brutalidad para someterla».

Tras dejarla sin posibilidad de defenderse, el hombre procedió a agredirla sexualmente en reiteradas ocasiones y posteriormente le exigió dinero. Logró robarle 30 euros y sus zapatos, dado que había entrado descalzo. Antes de abandonar el lugar, la amenazó con gestos indicando que si contaba algo, le cortaría el cuello, dejándola en un estado de pánico extremo.

El acusado utilizó las llaves de la oficina para salir, dejando encerrada a la víctima en su interior. Esta permaneció atrapada durante aproximadamente una hora, hasta que logró comunicarse con su marido y su jefe, quienes alertaron a la policía y a los servicios de emergencias. Durante el tiempo que permaneció en el local, la mujer sufrió un intenso temor que persiste hasta hoy, impidiéndole regresar a su lugar de trabajo o incluso acercarse al centro de la ciudad.

El agresor, por su parte, escapó del edificio y se dirigió hacia una parada de tranvía con la intención de regresar al centro de inmigrantes donde residía. Sin embargo, fue detenido por agentes de la Policía Nacional, quienes lo localizaron gracias a la descripción proporcionada. Al momento de su arresto, el hombre portaba los 30 euros robados, los zapatos sustraídos y el mando a distancia de la puerta.

La víctima requirió 180 días de recuperación médica, durante los cuales no pudo realizar sus actividades habituales. Además, el acusado le transmitió enfermedades como la hepatitis, complicando aún más su estado de salud. Según la Fiscalía, el impacto físico y emocional del ataque ha dejado secuelas profundas, convirtiendo este caso en uno de los más graves registrados en la región en el último año.

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