La «fontanera» del PSOE María Leire Díez Castro se reunió al menos en dos ocasiones con el comandante de la Guardia Civil investigado en el caso Koldo, Rubén Villalba, para pedirle información sensible de los «elementos subversivos» del Cuerpo para «invalidar» las causas judiciales que afectan al PSOE a cambio de dispensarle protección judicial y un ascenso.
La militante socialista —afín al secretario de organización, Santos Cerdán— y ex directora de Relaciones Institucionales de Correos dijo a Villalba que si le facilitaba información sensible de la UCO le garantizaría «un puesto próximo a la Dirección General como asesor».
Contactó con un empresario investigado en la AN
Díez Castro contactó además con un empresario investigado en la Audiencia Nacional por una trama de hidrocarburos en busca de información sensible de guardias civiles y fiscales, pero principalmente de Antonio Balas, el jefe de la UCO que investiga casos como los del hermano y la mujer de Pedro Sánchez, en el contexto de una conversación donde a cambio se le ofrecieron pactos con Fiscalía, Abogacía del Estado o la Hacienda foral de Navarra.
Así consta en un audio en el que Díez conversa con Alejandro Hamlyn —empresario investigado en la AN—, el abogado Jacobo Tejeilo y el también empresario Javier Pérez Dolset. La conversación, de 53 minutos, arranca con Hamlyn relatando irregularidades en el sector de los hidrocarburos que supuestamente implicarían a varios guardias civiles, avisando: «Puedo contar muchísimo más», dice y asegura que sólo ha contado «un 0,1%». «Pero ya no voy a contar más cosas (..) ¿Qué quieren?», pregunta.
Díez Castro interviene para aclarar que no están interesados en «los entramados», «porque hay 200.000 empresas». «Interesa más saber de dónde viene esta génesis, claro. O sea, es decir, tú has sido víctima de la camorra, pero de la propia. De la camorra de la Guardia Civil», sostiene ella.
La militante socialista sostiene que «todo esto no hubiese sido posible sin la activa colaboración de determinadas personas», señalando directamente a Balas, jefe de la UCO, que se ocupa de destacadas investigaciones, como las que afectan al hermano y a la mujer del presidente del Gobierno y al fiscal general del Estado. «Lo que yo no tengo ninguna gana de que pase es que el señor Antonio Balas se convierta en verdugo de todos. Y, de momento lo que está haciendo es convertirnos a todos en presos y carceleros de él (…). Eso es lo que hay que desmontar», fija.
Y añade: «Desmontando eso, se desmontan otras cosas más. No hará falta que te diga más». «Totalmente, entendido, mensaje entendido», le corrobora Hamlyn, al tiempo que insiste en que puede «sacar mucha información» porque tiene «gente» para «hacer absolutamente todo», pero avisa: «Necesito saber qué pasa con mi tema». Así, continúa: «Si (se) hace Justicia conmigo, creerme, que yo los desmonto porque yo no soy un delincuente, yo soy un tío bien, yo soy un empresario». «Álex, esto es fácil, verás. Si se demuestra esto de Balas, todo lo demás viene dado», le asegura ella.
Superado este obstáculo, Hamlyn se interesa por los plazos, indicando que necesita «algo de tiempo» porque se va a «mover fuerte», incluso va a «infiltrar gente». Díez Castro le centra, exponiendo que, «igual» hay que «atacar al océano completo», pero que también se puede ir tomando «a porciones» para que no les acabe «ahogando». «No hay que volvernos locos», subraya ella para rematar más adelante: «No necesito a todo el mundo ahora. Necesito a Balas».