Las incautaciones de armas blancas y otros objetos cortantes como los punzones o los vidrios rotos se han disparado el último año en Guipúzcoa, especialmente en San Sebastián. La Policía autonómica ha intensificado su estrategia de prevención, lo que ha llevado a un notable incremento en la cantidad de objetos requisados. En la capital, las cifras se han multiplicado de manera alarmante, pasando de 21 incautaciones en 2023 a 103 en 2024, lo que representa un aumento del 390%.
Los datos ofrecidos por el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, en respuesta a una interpelación parlamentaria de Ainhoa Domaica (Grupo Popular Vasco), reflejan que la Ertzaintza retiró 464 armas blancas y objetos similares en Guipúzcoa en 2024. Esta cifra supone un incremento del 60% en comparación con el año anterior, cuando las incautaciones ascendieron a 289.
El fenómeno se ha extendido entre los jóvenes —la mayoría, inmigrantes—, quienes cada vez con más frecuencia portan cuchillos u otros elementos punzantes al salir de fiesta. Este preocupante aumento ha llevado a la Ertzaintza a reforzar los operativos de control y prevención en los principales puntos de ocio nocturno.
Guipúzcoa lidera las incautaciones de armas blancas en Euskadi, con un 34% del total de decomisos registrados en 2024. A nivel autonómico, la Ertzaintza confiscó 1.347 cuchillos, tijeras, hachas y otros objetos punzantes. En Vizcaya se retiraron 683, mientras que en Álava la cifra fue de 200. En comparación, Guipúzcoa ha duplicado el número de incautaciones realizadas en Álava.
No detienen a quien las exhibe
A mediados de 2024, La Ertzaintza amplió a todo el País Vasco la directriz de no detener a personas que portasen y exhibiesen un arma blanca. La decisión de la Policía autonómica vasca siguió el criterio establecido por dos jueces de instrucción consultados por la comisaría de Vitoria, quienes señalaron que esta interpretación del Código Penal era la correcta. El Código Penal clasifica la exhibición de un arma blanca como un «delito leve» en ausencia de contacto o agresión física, lo que impide que los agentes procedan a la detención de los involucrados.