«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Bruselas pretende reducir las emisiones de CO₂ un 90%

La OCU asegura que comemos «demasiada carne» y debemos optar por opciones «más sostenibles y equilibradas»

Carne roja. Redes sociales

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha alertado sobre el «exceso» de carne en nuestra dieta asegurando que no es positivo para la sostenibilidad y el equilibrio alimenticio. Esta advertencia se enmarca en un contexto de creciente preocupación por el impacto ambiental de la ganadería intensiva y el desequilibrio nutricional en la población europea.

Desde la OCU se subraya que la ingesta actual de proteínas en Europa «duplica las cantidades recomendadas por los expertos en salud», y que la mayor parte de esta sobreabundancia procede de fuentes animales. Esta desproporción, según apuntan, no sólo compromete nuestra salud, sino que también agrava la crisis ecológica. De hecho, se estima que hasta el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen de la producción cárnica, la cual también absorbe un 70% del agua dulce disponible a nivel mundial.

Una encuesta realizada por Euroconsumers refleja que, aunque el 44% de los europeos ha disminuido su consumo cárnico en el último lustro, una parte significativa —cuatro de cada diez— no tiene intención de modificar sus hábitos alimentarios en ese sentido. Según los encuestados, la principal barrera para el cambio es la accesibilidad económica, seguida por el desconocimiento sobre los beneficios de las alternativas.

Plan global contra la carne

De esta forma, se suman al plan diseñado por Bruselas para reducir el consumo de carne roja y hacerse con sustitutivos —como productos impresos en 3D— que ayuden a reducir las emisiones de CO₂ y eliminen un alimento clave para el desarrollo humano en favor de modelos más sostenibles y artificiales. Esta estrategia se enmarca dentro de los objetivos climáticos de la Unión Europea marcados en la Agenda 2030, que pretende reducir las emisiones en un 90% para el año 2040.

La hoja de ruta, que aparece detallada en un extenso documento de más de 600 páginas denominado Memoria Económica, fue presentada por la Comisión Europea en un contexto de fuerte tensión social, coincidiendo con las protestas del sector agrícola en distintos países miembros. Ursula von der Leyen, presidenta del organismo comunitario, reconoció que uno de los grandes retos será transformar profundamente la producción de alimentos sin comprometer la capacidad de abastecimiento.

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