Las lluvias en Toledo en el mes de marzo volvieron a recordar que el río Tajo sigue ahí y ha generado un nuevo paisaje a los pies del casco histórico compuesto de un manto de arena fina.
En las últimas semanas ha supuesto todo un atractivo para los ciudadanos, y se puede ver a gente practicando deporte, tomando el sol o simplemente disfrutando de un entorno natural inigualable. Sobre el arenal, parejas y grupos de amigos charlan, juegan con la pelota o pasean a sus perros.
Su acceso es fácil porque se sitúa cerca del embarcadero de la Barca Pasaje, una plataforma flotante que comunica las dos orillas del río en los meses de primavera y verano. El cauce aún baja con fuerza y es el fondo sonoro de los toledanos o turistas que, pese a no poder bañarse —el Ayuntamiento ya ha recordado su prohibición— agradecen una estampa que no se veía en muchos años.
El consistorio se ha comprometido a preservar el espacio mientras el río no modifique otra vez sus márgenes y lo hará cuando se conozca los análisis del agua y la arena que se han enviado al laboratorio y que llegarán en unas semanas. Desde el equipo municipal reiteran que es vital «determinar» qué materiales conforman el arenal para evitar todos los riesgos.