«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La violencia del procés 'pacífico'

Los violentos CDR entrenan a los manifestantes para «participar y reforzar movilizaciones» y les dan indicaciones para protegerse en ellas, según la Guardia Civil.


La Justicia aún siendo lenta es implacable y el Estado de Derecho todavía funciona en España. Lo demuestra la encarcelación de parte de la cúpula golpista y la detención en Alemania, tras la petición de la euroorden por parte del juez Pablo Llarena, del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, unos hechos que han soliviantado aún más a un separatismo que se ve acorralado por la acción de los tribunales y la cobardía de sus dirigentes políticos, «humillado» por los que les prometieron el paraíso y se han visto obligados a reconocer que era una farsa, y se plantea entrar en el cuerpo a cuerpo con el Estado, que ejerce la fuerza legítima.


El pasado domingo, un total de 23 agentes de los Mossos resultaron heridos en los incidentes en Barcelona, donde grupos de independentistas -impulsados por los Comités de Defensa de la República (CDR) les arrojaron multitud de objetos cuando mantenían un cordón de seguridad para evitar que accedieran a la Delegación del Gobierno. Además, quemaron 15 contenedores de basura y resultaron dañados otros 59.
Estos CDR, órganos anarquistas que comparten con los violentos Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en Cuba algo más que las siglas, tuvieron un papel «estelar» el 1 de octubre y en los cortes de carreteras en la convocatoria de la huelga general en Cataluña del pasado 8 de noviembre, y están vinculados a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, según un informe de la Guardia Civil.
La investigación, conocida este lunes, señala los CDR entrenan a los manifestantes para «participar y reforzar movilizaciones» y les dan indicaciones para protegerse en ellas a través de los talleres de la organización En Peu de Pau -en la que hay destacados dirigentes de Òmnium y la ANC-. «Los talleres reflejan la intención de evitar la disolución de las manifestaciones y convocatorias en los lugares públicos, impidiendo el ejercicio de sus funciones de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad», dice el Instituto Armado.
Los agentes recuerdan además que estas clases -que llevan por título Cómo fortalecer las movilizaciones; Cómo actuar y cómo protegernos en movilizaciones; Estrategia no violenta de liberación en 10 pasos; Cómo cuidarnos en tiempos de revuelta; Cuáles son las actitudes de la fuerza no violenta o La no violencia en las Redes- se usaron para impedir el acceso de la Policía Nacional y la Guardia Civil a los puntos de votación del referéndum ilegal del 1 de octubre.
En este batiburrillo de entidades en el mismo engranaje golpista, cabe poner en valor a Arran, conocida por poner en la diana -literalmente- a los líderes de los partidos constitucionalistas y a los contrarios al delirio, y que el pasado domingo señaló la casa que tiene en Das (Gerona) el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena con pintadas en el asfalto en las que le acusó de «fascista» y le advirtió de que los autodenominados «Països Catalans» serán su «infierno».
«Llarena fascista. Ni en Das ni en ningún sitio», rezaba una de las pintadas. Al acto vandálico hay que sumar los detalles que una internauta dio sobre su esposa y sobre dónde pasan los fines de semana, una revelación que ha motivado la petición de la Fiscalía Superior de Cataluña de medidas de protección personal para el magistrado y su familia.
En esta oleada violenta no faltan los que desde los medios de comunicación amenazan con establecer una especie de ‘kale borroka’ con barretina que acabará en «muertos». «Habrá muertos. Habrá muertos y será terrible, porque, en el fondo, no nos agrada la violencia», ha aseverado a través de Instagram Jair Domínguez, colaborador de TV3, antes de asegurar que les han llevado al límite y han descubierto que «la república no se construye con lazos y manifiestos, sino con sangre y fuego».
Tampoco los miserables que tratan de demostrar su infinita miseria al insinuar que el Estado quiere enfrentarse a un grupo terrorista. Es el caso del coordinador general de EH Bildu y exmiembro de ETA, Arnaldo Otegi, que manifestó el pasado viernes que con las decisiones que se están adoptando en Cataluña, el Estado está trasladando a los independentistas el «mensaje» de que lograr «una república catalana, gallega, canaria o vasca no va a ser posible por las vías pacificas y democráticas».

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