«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Días antes alertaron sobre oscilaciones anómalas en las tensiones del sistema

Las llamadas telefónicas de Red Eléctrica revelan que fueron responsables del apagón: «Oscila mucho, es la solar, es un tema nuestro»

Pedro Sánchez junto a Beatriz Corredor. Redes sociales

Las transcripciones de las llamadas telefónicas de la sala de control de Red Eléctrica el 28 de abril revelan, minuto a minuto, cómo se desencadenó una de las mayores crisis energéticas recientes en la Península Ibérica. Ese día, decenas de millones de personas en España y Portugal se quedaron sin suministro eléctrico durante varias horas, víctimas de un colapso técnico cuyas señales de alerta se habían detectado con horas —e incluso días— de antelación.

Los documentos, incorporados a la causa que instruye la Audiencia Nacional adelantados por El Español muestran no sólo la magnitud del fallo, sino también el desconcierto y la tensión vividos en el centro neurálgico de la red energética. Las conversaciones grabadas dejan constancia de que la intermitencia de la energía solar —altamente condicionada por los precios del mercado—, junto a la debilidad estructural de la generación nuclear, fueron los detonantes de un desequilibrio progresivo que terminó por desbordar la capacidad de maniobra de los técnicos.

Los problemas, sin embargo, no comenzaron el mismo día del apagón. Ya el 16 y el 26 de abril, técnicos de varios Centros de Operación de Distribución (COD) habían alertado a Red Eléctrica sobre oscilaciones anómalas en las tensiones del sistema. “Nos ha parecido un poco brujo”, dijo gráficamente uno de los jefes de turno, tras tener que intervenir en casi todas las subestaciones ante picos inesperados. Desde Red Eléctrica le respondieron con sinceridad: “Apenas hay nuclear en el sistema. Está muy inestable, sí”.

La jornada crítica del 28 comenzó con señales claras de que algo no iba bien. Desde primera hora de la mañana, los centros de distribución reportaban tensiones elevadas y comportamientos erráticos. A las 11.14 horas, un supervisor de un centro en Cuenca advertía de fuertes oscilaciones en la subestación de 400 kV de Olmedilla, un nodo estratégico para la estabilidad del sistema. “Está oscilando muchísimo”, alertó. La respuesta desde el operador del sistema fue reveladora: “Es el tema de la fotovoltaica. Hay un cambio ahí, un programa y demás…”.

Los técnicos de REE intentaban contener la situación con ajustes finos, subiendo y bajando reactancias constantemente, mientras en los COD la tensión era palpable. “Cuando yo subo, bajan; y cuando bajo, suben. Estamos así todo el rato, peleándonos con ellos”, explicaba un jefe de turno. En una de las conversaciones más significativas, uno de los operadores del sistema lo reconoció sin rodeos: “Es un tema nuestro”.

Conforme se acercaba el mediodía, la presión iba en aumento. A las 11.47, otro centro de distribución reportaba “cinco o seis oscilaciones en menos de una hora”. El origen, según confirmaron desde Red Eléctrica, seguía siendo el mismo: la generación solar que entraba y salía del sistema por decisiones vinculadas al precio y ajustes internos. “Estamos regulando todo el rato”, decía el técnico del COD, mientras advertía de que ese ir y venir estaba afectando seriamente a los transformadores.

La situación se volvió crítica poco después. A las 12.20, apenas doce minutos antes del colapso nacional, otro jefe de turno pedía novedades sobre las fluctuaciones. “El tema de las tensiones está fluctuando de una manera bestial”, lamentaba. Desde REE no podían ofrecer respuestas concretas. “No sé, no sé”, fue la escueta réplica cuando se les preguntó si había algún factor externo, como una orden de ajuste desde Europa.

En ese punto, la desesperación ya había llegado al terreno. Desde los centros de distribución trasladaban que los clientes estaban “machacando” a sus operarios porque los sistemas se estaban disparando en modo emergencia sin que pudieran hacer nada. La respuesta desde Red Eléctrica fue de resignación: “Sí, sí, somos conscientes y estamos mirando”.

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