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El centro con el mayor número de agresiones ha sido la unidad provisional de Estíbaliz

Los centros de menas de Álava han registrado 21 agresiones al personal en menos de año y medio

Varios inmigrantes a su llegada al Centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE) de San Andrés en el Hierro - Europa Press

Desde principios de 2023, los centros de menores gestionados por la Diputación de Álava han registrado un total de 21 agresiones al personal, según los datos proporcionados a las Juntas Generales y a los que ha tenido acceso el diario El Correo. Estos incidentes han ocurrido en cuatro de los seis centros que acogen a jóvenes bajo la tutela de la administración foral. No obstante, no está claro si estos episodios se denunciaron formalmente ante la Ertzaintza o si se resolvieron de manera interna dentro de los centros.

El centro con el mayor número de agresiones ha sido la unidad provisional de Estíbaliz, recientemente cerrada y trasladada a otra ubicación en Álava. Este equipamiento, que atendía a jóvenes con problemas de conducta, registró ocho agresiones en 2023 y cuatro en lo que va de 2024, acumulando un total de doce incidentes.

Otro centro afectado ha sido el Centro Educativo Terapéutico (CET) Gasteiz, ubicado en una zona rural de Vitoria, que también atiende a adolescentes con problemas de conducta. En este caso, se han registrado dos incidentes, ambos en 2023. El primero ocurrió el 6 de enero, en la víspera de Reyes, mientras que el segundo tuvo lugar el 9 de agosto, coincidiendo con el último día de las Fiestas de La Blanca.

El proyecto Bideberria, que acoge a menores extranjeros no acompañados (menas) tanto en la casa de la calle San Ignacio de Loyola como en varios pisos de emancipación en Vitoria, ha registrado seis agresiones al personal. De estos casos, cuatro sucedieron en 2023 y dos en 2024. Mientras tanto, el Centro de Acogida y Urgencias (CAU) Ibaia solo reportó un incidente el año pasado.

Por otro lado, en los pisos gestionados por las organizaciones IRSE y Nuevo Futuro, no se tiene constancia de que se haya producido ningún tipo de maltrato hacia los empleados responsables del cuidado de los menores en esos programas.

Aunque las cifras revelan una situación preocupante en varios de estos centros, los detalles sobre las circunstancias de las agresiones y las acciones posteriores para abordar la situación siguen siendo limitados, dejando en el aire cómo se ha gestionado cada uno de estos episodios de violencia.

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